lunes, 21 de abril de 2025

TEMAS

La Era de la Ciencia Ficción Fatalista

¿QUÉ FUE DE NUESTRO MUNDO ENTRE THE TWILIGHT ZONE Y BLACK MIRROR?


"La mutación antropológica producida durante la pandemia

ha degradado la dimensión erótica de lo humano".

Franco "Bifo" Berardi

Escritor y filósofo italiano


En su obra Meditaciones del Quijote, el filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset escribió: "Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo". Con esa idea - fuerza, este influyente pensador puso de relieve que el ser humano está constituido por dos aspectos esenciales: el sujeto y el mundo que a cada quien toca trajinar. Habitamos pues un lugar específico, en un contexto histórico que también nos configura y, a él respondemos desde nuestra existencia. 

Como parte de la producción humana, la industria del espectáculo no ha sido ajena a dicha premisa.

En el siempre interesante campo de la ciencia ficción televisiva de ayer y de hoy sobresalen dos sagas canónicas sumamente influyentes, tanto en el siglo pasado como en este. Ellas son - creemos que indiscutiblemente - The Twilight Zone, y Black Mirror. 

The Twilight Zone (en inglés: La zona crepuscular)​ - conocida en español como Dimensión desconocida, En los límites de la realidad o La quinta dimensión - fue una ingeniosa e innovadora serie antológica estadounidense dedicada al mencionado género. Cada episodio presentaba un relato que planteaba dilemas morales, interpelaba al espectador y lo confrontaba con su propia existencia, siempre rematado por un final sorprendente. 

Su primera etapa se emitió entre 1959 y 1964, y contó con 156 episodios a lo largo de cinco temporadas, emitidas a través del canal CBS. ​ 92 capítulos fueron escritos por el creador de la serie, Rod Serling, quien también ejercía como presentador, modalidad que luego adoptaron otras producciones de terror o suspenso, como Boris Karloff presenta, La hora de Alfred Hitchcock, o - en el mundo hispanoparlante - Historias para no dormir, cuyo presentador era “Chicho” Ibáñez Serrador. Entre el elenco de escritores que participaron figuran los nombres de Richard Matheson (El increíble hombre menguante, Soy leyenda), Ray Bradbury (Fahrenheit 451, Crónicas marcianas) o Charles Beaumont (Las 7 caras del Dr. Lao), actores como Lee Marvin (12 del patíbulo, Infierno en el Pacífico), Charles Bronson (Érase una vez en el Oeste, El vengador anónimo) o Robert Redford (Butch Cassidy y The Sundance Kid, Habana) y directores como Don Siegel (La invasión de los ultracuerpos), Stuart Rosenberg (El horror de Amityville), Richard Donner (Los Goonies, La Profecía) o Jacques Tourneur (La Mujer Pantera, Una cita con el diablo)

La serie obtuvo durante su emisión original 3 premios y 4 nominaciones más a los Premios Emmy además de varios Premios Hugo, máximo galardón que se otorga a las obras de ciencia ficción. ​ Su éxito fue tal que llevó a la creación de una segunda etapa a mediados de la década de 1980, que reeditó la modalidad de contratar a prestigiosos realizadores contemporáneos afines a la temática (Wes Craven, William Friedkin) como a escritores (Harlan Ellison, George R. R. Martin) y estrellas de primer orden (Bruce Willis, Helen Mirren); ​ una tercera en 2002 presentada por el actor Forrest Whitaker; y una cuarta en 2019 - que recuperó cierto prestigio perdido -, dirigida por Jordan Peele (¡Huye!, Nosotros) También se han realizado algunas películas, un cómic, y otros muchísimos objetos alusivos. 

Rodman Edward Serling (25 de diciembre de 1924 - 28 de junio de 1975), el creador de esta franquicia ya legendaria, fue un guionista y productor de televisión estadounidense, conocido por sus dramas televisivos en vivo de la década de 1950, pero que se consagró a partir de la serie que nos ocupa. Serling participó activamente en política, tanto dentro como fuera de la pantalla, y contribuyó a la creación de los estándares de la industria televisiva. Era conocido como el "joven iracundo" de Hollywood, por sus enfrentamientos con ejecutivos y patrocinadores de la televisión sobre una amplia gama de temas, como la censura, el racismo y la guerra, problemáticas que abordó en sus guiones dotándolos de una impronta progresista y profundamente humanista, acaso propiciada por los tiempos del Estado de Bienestar, un momento histórico que facilitaba confiar en un futuro más próspero, lo cual contribuyó a dejar una indeleble marca poética en gran parte de los capítulos de esta serie, prácticamente concebidos como fábulas de anticipación moralizantes.

Si, como reza el refrán, “para muestra basta un botón”, puede que alcance con repasar la sinopsis del octavo episodio de la primera temporada, titulado Tiempo suficiente al fin, para captar la esencia de la serie que venimos revisando.

Ese clásico homenajeado hasta la saciedad se centra en el señor Henry Bemis (interpretado por el actor Burguess Meredith, que luego pasaría de interpretar a El Pingüino en la serie Batman de los 60s a sparring del primer Rocky), cajero de banco y ávido lector, quien lee David Copperfield mientras atiende a una clienta. Está tan absorto en la novela que intenta agasajar a la mujer, cada vez más molesta, con información sobre los personajes, pero no le da lo que le corresponde. El jefe, furioso, y más tarde su esposa, intolerante, se quejan de que pierde demasiado tiempo leyendo versos. Como una broma cruel, la mujer le pide que le lea poesía de uno de sus libros; él accede con entusiasmo, solo para descubrir que ella ha tachado el texto en todas las páginas. Segundos después, destruye el libro arrancándole las páginas. Al día siguiente, como de costumbre, Henry almuerza en la bóveda del banco, donde nadie interrumpe su lectura. Momentos después de ver el titular de un periódico que anuncia “Bomba H capaz de destrucción total", una enorme explosión en el exterior sacude la bóveda, dejando inconsciente a Bemis. Tras recuperar la consciencia y sus gruesas gafas, el hombre abandona la bóveda y encuentra al banco demolido y a todos sus ocupantes muertos. Al salir del lugar, comprueba que toda la ciudad ha sido destruida y comprende que, si bien una guerra nuclear devastó la Tierra, su presencia en la bóveda lo salvó. Pasa el tiempo, mientras el cajero busca una chispa de esperanza entre los restos de un mundo muerto. Un teléfono conectado a la nada. Un bar de barrio, un cine, un campo de béisbol, una ferretería, el buzón de lo que alguna vez fue su casa y ahora es un montón de escombros, yacen delante suyo como monumentos destrozados de lo que fue, pero ya no es: El Sr. Bemis, está solo en un mundo devastado, con comida enlatada para toda la vida y sin medios para salir a buscar a otros sobrevivientes, de manera que sucumbe a la desesperación. Mientras se prepara para suicidarse con un revólver que encuentra, ve a lo lejos las ruinas de una biblioteca pública. Al investigar, descubre que los libros siguen intactos; ese tesoro está a su entera disposición, como el tiempo necesario para leerlos sin interrupciones. Así, al cabo de su desesperación, Bemis ordena con satisfacción los libros que espera leer durante años, sin obligaciones que se lo impidan. Justo cuando se agacha para recoger uno, tropieza y sus anteojos se caen y se rompen. Conmocionado, recoge los restos rotos y rompe a llorar, impotente y solo.

Pasó mucho tiempo desde la emisión de la joyita que acabamos de reseñar. Como en una distopía más surgida de la inspiración de Serling, pero ahora fuera de la pantalla chica, desde entonces el capitalismo productivo devino financiero, la utopía del socialismo real implotó, las Sociedades del Disciplinamiento dieron paso a las Sociedades del Control, pasamos del paradigma metal-mecánico al informático, la vieja TV dio paso al streaming y la radio al podcast, prácticamente no queda institución o empresa donde un ser humano resuelva nuestros problemas o trámites  en persona y sonriendo cordialmente, y al bebé que llora se lo entretiene entregándole un teléfono celular móvil que - mutación antropológica mediante - la criatura opera con más destreza que muchos adultos. 

Hija del desangelado contexto descripto, Black Mirror (Espejo Negro), es una exitosa serie de televisión antológica británica de ciencia ficción creada por Charlie Brooker en 2011, que acaba de estrenar en la plataforma Netflix su séptima temporada. 

Descripta por su productora como “un híbrido de The Twilight Zone y Relatos de lo inesperado (colección de dieciséis cuentos cortos escrita por Roald Dahl) que se nutre del malestar contemporáneo sobre nuestro mundo moderno”, se caracteriza por presentar relatos autoconclusivos, algunos con una ambientación postapocalíptica, otros presentan una sátira, una trama de fantasía, una realidad alternativa, sociedades orwellianas o incluso ambientados en una utopía, desplegando generalmente un sentimiento de “tecno-paranoia”, que exaspera  los riesgos de la innovación tecnológica sobre el ser humano, desde un enfoque emparentado con la serie animada Love, death and robots, que bien podría considerarse teñido de cierto nihilismo ciberpunk (recuérdese la consigna ochentosa “no future”, acuñada justamente en el país de origen de esta saga)

En cuanto al contenido del programa y la estructura, Brooker ha declarado: “cada episodio tiene un tono diferente, un entorno diferente, incluso una realidad diferente, pero todos son acerca de la forma en que vivimos ahora, y la forma en la que podríamos estar viviendo en 10 minutos si somos torpes”.

A su vez, indicó en entrevistas previas al lanzamiento de la serie que el objetivo de la misma es alertar, mediante el uso de fábulas distópicas, sobre los peligros a que la dependencia tecnológica puede llevar a nuestra especie. Por ello cada capítulo se centra en un aspecto concreto, su trama es autoconclusiva y no existe hilo conductor entre los diferentes episodios. Gracias a ello, aunque a lo largo de su emisión han variado los directores, intérpretes, tramas, tonos, entornos o realidades sugeridas, se considera consistente al universo de Black Mirror.

Repitiendo la operación anterior, de reseñar la sinopsis de un capítulo de esta última temporada, podrá el lector o lectora sacar sus propias conclusiones acerca de las transformaciones ocurridas en materia de discurso y contenido al interior de productos pertenecientes al mismo género, pero en contextos sumamente disímiles.

En este caso tomaremos como ejemplo su primer episodio, titulado Gente corriente, y dirigido por Ally Pankiw.

Se trata de la entrega que ha concitado la mayor crítica en toda la nueva temporada. En ella, Amanda (Rashida Jones), la integrante femenina de un matrimonio de clase media baja que sin embargo tiene una vida apacible y dichosa, sufre un tumor cerebral que le mantiene luchando por su vida, por lo que su marido Mike (Chris O'Dowd) entra en contacto con una empresa privada para salvar a su amada. Contrata así un servicio tecnológico capaz de mantenerla viva al precio de 300 euros al mes. Sin embargo, este plan - dependiente de una central que se financia a expensas de transmitir comerciales publicitarios en red desde el cerebro de cada uno de sus clientes - pronto queda obsoleto y obliga al matrimonio a pasarse al premium para evitar contratiempos que complican la vida de Amanda. Así, como ocurre con múltiples insumos propios de la era digital, se ven sumidos en una espiral que les obliga a pagar cada vez más, lo cual fuerza a Mike a humillarse en internet para ganar dinero a través de una aplicación que nada tiene que envidiar a la saga Jackass, y que premia con crecientes sumas de dinero el sortear pruebas que por lo general implican autoinflingirse daño físico. Sin duda alguna se trata de una crítica feroz a los servicios de streaming, a la precariedad actual y a la continua extorsión que el capitalismo de plataformas y las empresas ejercen sobre las personas más necesitadas y sin recursos, al punto de que últimamente para ellas resulte cada vez más caro mantenerse vivo. Así se arriba a un dramático desenlace que no spoilearemos, exhibiendo una mirada mucho más escéptica que la que animó a la serie que revisamos en primer término, ineludiblemente relacionada con el punto de inflexión histórico que vivimos, altamente condicionado por novedades para algunos ingobernables como la IA, que no facilitan avizorar un porvenir inmediato demasiado alentador.

Con excepción de su quinto capítulo (“Eulogy”), magistralmente interpretado por el enorme Paul Giamatti, ese es el tono general de la serie, en toda la temporada y buena parte de las anteriores.

Quizás lo expresado hasta aquí nos haga acreedores a la condición de Darwinianos 1.0, caracterización que atribuye a la programación cognitiva de nuestra especie el personaje Cameron Walker, encarnado por Peter Capaldi (Dr. Who) en el cuarto episodio (“Juguetes”) de esta séptima temporada de Black Mirror, tan recomendable como intranquilizadora.

Recapitulando, por cierto, que no es nuestra intención tensionar el mensaje transmitido por las series que hemos comparado, simplificando esa operación como si la primera de ellas constituyera un cuento de hadas que nos advertía contra ciertos males y la segunda adquiriese el carácter de una pesadilla capaz de generar insomnio permanente, sino antes bien contrastar el momento del mundo que determinó a cada una, y ambas terminaron espejando. En tal devenir, a una le tocó en suerte problematizar el contexto de un mundo con muchísimas posibilidades por delante, y a la otra producir un llamado de atención en un momento de la historia humana en el que el tecnofeudalismo global nos enfrenta a la disyuntiva de tener que abandonar el único planeta - hogar con que contamos.

Concluiremos con un interrogante que, a partir de lo expuesto hasta aquí, nos urge formular: ¿Ofrecerá el inminente estreno de la serie El Eternauta, originada en una latitud geocultural que aún tiene tanto para ofrecer al mundo que nos toca, y surgida de la imaginación de un guionista montonero detenido - desaparecido, una perspectiva algo más esperanzadora, a partir de su premisa acerca de que “nadie se salva solo”?

 

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Link para visionado on line y descarga Torrent: 

https://www.justwatch.com/ar/serie/la-dimension-desconocida

https://dontorrent.website/serie/115862/115862/Black-Mirror-7-Temporada

 

OTRAS REDES DEL AUTOR

Producción

cinematográfica:         https://www.youtube.com/@jorgefalcone2608

Producción

literaria:                      https://el-violento-oficio-de-escribir.webnode.page/

 

 

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