lunes, 27 de febrero de 2023

RESCATES

PARA CINÉFILXS 2.0

JAN ŠVANKMAJER

SEÑAS DE UN ALQUIMISTA

"Una vez, cuando era estudiante, quedé con un amigo durante las vacaciones y acordamos ir hacia la medianoche a invocar a Mefistófeles (...) No conocíamos ninguna fórmula mágica ni ningún tipo de hechizo. Simplemente nos dirigimos a un campo que acababan de cosechar y empezamos a correr arriba y abajo invocando a  Mefistófeles ¡Y se presentó! Primero empezó a soplar el viento y nosotros nos tiramos a una cuneta al lado del camino. Estábamos inmóviles encima de la hierba cuando un coche negro pasó silenciosamente por la carretera. Se paró a veinte pasos de nosotros y abrió la puerta, como si el que estaba sentado dentro (y nosotros no teníamos la menor duda de que se trataba de Mefistófeles) nos invitara a entrar. El horror que se apoderó de nosotros ni siquiera nos permitió movernos. Al cabo de un rato, la puerta se cerró y el coche se fue". 

Jan Svankmajer

("Para ver, cierra los ojos")

 

A diferencia de los vanguardistas franceses, que fusionando dadaísmo y sicoanálisis dieron origen a la corriente surrealista - encabezada por Breton en la poesía, Artaud en el teatro, y Satie en la música -, más allá de que casi todos tuvieran antecedentes comunistas, sus pares de Bohemia asumieron posturas mucho más radicales, enfrentando por igual al fascismo como al stalinismo. 

Jan Švankmajer adhirió decididamente a esa postura, graduándose en la Facultad de Marionetas de la Academia de Arte Dramático de su país durante el año 1954. Por entonces ya realizaba grabados, collages y objetos táctiles que más adelante incorporaría a su singularísima filmografía. 

Ingresó al cine en 1964, tras la defección del realizador Oldrich Lipský, a quien reemplazó al frente de un proyecto audiovisual. 

Su vasta y originalísima obra combina la técnica de marionetas, dibujos animados, imagen real, arcilla y objetos diversos (piedras, pan, muebles, muros, esqueletos y cráneos, juguetes, figuras de papel), como puede apreciarse en su imperdible y oscurísima versión de "Alicia": https://youtu.be/d1WrMEg3-iU

Cultiva una estética inspirada en lo grotesco, el humor negro, y el esoterismo, abrevando en teatristas como Meyerhold o plásticos como El Bosco, Archimboldo, Dalí, Magritte, De Chirico, Max Ernst y Giger, con claras influencias metodológicas del  Teatro Negro y colegas como Karel Zeman o Jiri Barta.

En su narrativa es apreciable un marcado gusto por la novela gótica y la literatura fantástica, con predilección por autores como Edgar Allan Poe, Villiers de L'Isle Adam, Lewis Carroll, y Franz Kafka.

Oportunamente perseguido por el régimen stalinista, cada vez que la censura levantaba su interdicción sobre este maestro, él volvía al ruedo más oscuro y pesimista: "la civilización se ha convertido en una máquina que avasalla la dimensión espiritual del hombre. El dinero es Dios y la manipulación es una costumbre social", opina categórico.

Un resumen parcial y apretado de su obra incluye títulos como “El último truco de Mr. Schwarzwald y Mr. Edgar” (1964, actores disfrazados de marionetas interpretando a dos prestidigitadores que compiten hasta exterminarse, donde se apela a recursos del Teatro Negro), “Juego con piedras” (1965, stop motion con distinto tipo de guijarros), “J. S. Bach Fantasy in G menor” (1965, stop motion rítmico con picaportes, alambres y chapas), “Et Cetera” (1966, siluetas animadas emulando marionetas planas), “Punch y Judy” (1966, combinación de stop motion y títeres de guante, interpretada por personajes de tradición inglesa, ​ herederos del “pulcinella” italiano y el “polichinelle” francés, con origen en la familia de títeres de la commedia dell'arte), “Historia Naturae” (1967, stop motion con insectos y alimañas), “El Apartamento” (1968, combinación de stop motion con acción en vivo), “Pic Nic con Weismann” (1968, stop motion con prendas que pasan un día al aire libre almorzando, jugando, fotografiándose y tomando sol), “El Jardín” (1968, acción en vivo, acaso el ejemplo más kafkiano de su vastísima obra), “Una semana tranquila en la casa” (1969, combinación de stop motion con acción en vivo), “Don Juan” (1969, ídem anterior, con actores disfrazados de marionetas), “El osario” (1970, montaje rítmico sobre base de un osario con 70.000 esqueletos producto de la plaga de 1318, distribuidos de forma ornamental), “El diario de Leonardo” (1972, bocetos animados del célebre inventor renacentista, contrastados con imágenes del uso contemporáneo que se da a algunos de sus inventos), “Jabberwoky” (1973, stop motion con muñecas, prendas, y siluetas de papel, libremente inspirada en un personaje de “Alicia en el País de las Maravillas”), y nos quedamos cortos… 

Asomarse a la obra de Švankmajer - quien visitó nuestro BAFICI en 2006 (https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-2345-2006-04-20.html) - constituye un compromiso ineludible para cuantos se animen a rasgar por un momento el velo de la realidad y atravesar esa grieta para afrontar un universo inimaginable. - 

lunes, 20 de febrero de 2023

RESCATES

PARA CINÉFILXS 2.0

Todo cine es político

Nuestro enclave geocultural ha sido pródigo en manifestaciones y tendencias artísticas. Desde fines del Siglo XIX, una de ellas ha sido el cine, y muy particularmente el de no ficción. A mediados del siglo pasado, acorde a las turbulencias políticas de la región, esta singular expresión audiovisual comenzaría a comprometerse de modo cada vez más explícito con la lucha de nuestros pueblos, cuestionando o directamente rechazando la dramaturgia tradicional heredada de la novela del siglo anterior; al cine industrial, que impide al cineasta erigirse como el autor integral de cada obra; al cine - espectáculo de alto costo y narcotizante; a los encuadres cerrados como instrumentos de manipulación del espectador; la incapacidad de conciliar espectáculo con realidad; la cámara oculta, en favor de la cámara explícita; los actores - personajes, en favor de los  actores - actores y el rechazo del cine que fingía ser la realidad y del espectador que fingía creerlo. 

Si admitimos que una determinada cosmovisión resulta inalienable de cualquier actividad humana, y más aún cuando esta incide en el campo de la comunicación, será fácil concluir - pese a lo mancillado del concepto - que todas nuestras expresiones son al fin y al cabo políticas. Desde este punto de vista es que hemos preferido aquí referirnos al cine documental de "intervención política" para designar de ese modo a aquel concebido para transformar - o al menos incidir sobre - la realidad histórica.

No obstante, intentaremos una aproximación al tema del documental de "intervención política", no tanto desde el concepto de "la política" en abstracto, sino desde "una" determinada política. Se tratará pues de aquella que expresa una concepción del mundo, del hombre y de los pueblos distinta de la que propone el cine hegemónico. Una propuesta inclusiva, según el tiempo y el espacio, de posiciones ideológicas y políticas diferenciadas pero convergentes en su vocación crítica y en la voluntad de cambio social y cultural. 

Será hacia los años 60 que nuestras cinematografías comienzan a superar el estado de balcanización impuesto por los centros de poder mundiales y sus cámaras se vuelven hacia la realidad histórica de cada país, no sólo en calidad de tema, sino para hacer de ella la materia prima del sentido que ha de generar una nueva poética, una nueva estética y un nuevo programa comunicacional. Este programa pone en el centro de las preocupaciones la relación obra - espectador, cine - sociedad, volviéndose a la historia no con la pretensión ingenua de registrar la realidad "tal cual es" - de lo que hicieran gala las grandes vertientes del realismo cinematográfico - sino "la realidad tal como debe ser". 

Algunos denominadores comunes del fenómeno en cuestión han de ser: 

* La adjudicación de un papel activo y subjetivo al director y a los espectadores en la formación de los significados de las obras. 

* Influencia de tres movimientos de ruptura en la historia del cine: El cine soviético del período clásico (Ej.: el cine - ojo de Vertov y la experiencia del cine - tren de Medvedkin), el neorrealismo italiano de la posguerra, sobre todo el del primer período (Rosellini, De Sica, Germi), y el cinema verité de Jean Rouch (pero sobre todo el de dos grandes del documental político contemporáneo: Joris Ivens y Chris Marker) 

* El desplazamiento de los artificios del espectáculo por un nuevo actor, lo popular, constituido en sujeto del cine y de la historia, se manifiesta tanto en los temas y motivos seleccionados cuanto en el tratamiento de los mismos. 

A medida que la producción fílmica crece y encuentra una buena acogida en ciertos festivales regionales e internacionales, las reflexiones teóricas se multiplican bajo la forma de ensayos y, sobre todo, manifiestos y declaraciones, géneros estos tan caros a las vanguardias. La aguda crítica al cine instituido de cada país y una voluntad contrahegemónica recorren estos escritos.

Asumiendo que toda periodización de los fenómenos históricos implica una concepción del mundo, identificar las características de las rupturas supone correr, como mínimo, dos riesgos: sustraer al objeto de estudio del flujo histórico perdiendo de vista la dialéctica de la discontinuidad, o bien reducir la complejidad de la ruptura a los elementos formales de las obras. En el primer caso se omitiría el carácter articulador de todo movimiento de ruptura que, por la misma dinámica que niega una tradición - "lo viejo" - en función de una apertura al cambio - "lo nuevo" -, lleva en sí ciertos rasgos del pasado que posibilitan, al anticipar el futuro, actuar a la vez como puente entre ambos momentos.

La mirada única, portadora del pensamiento - y, por tanto, dirigida a producir sentido único - da cuenta de un notable empobrecimiento simbólico. Si el realismo pictórico y literario se inscribe, según Lyotard, en el objetivo de la burguesía ascendente de "preservar a los espíritus de la duda", el realismo del cine-espectáculo o el pseudorrealismo del que hace gala la televisión, resultan hoy impotentes para cumplir tan ambicioso cometido. Hoy más que ayer, la gran batalla por la emancipación de los individuos y las sociedades es la lucha por la formación social del sentido. En definitiva, la crisis de los denominados, por los teóricos de la postmodernidad, "grandes relatos" es la crisis del sentido unívoco con el que la razón iluminista - burguesa o "socialista real" - pretendió investir míticamente al mundo. De las ruinas de estos mitos modernos, hoy emergen, no sin dificultades y contradicciones, nuevos actores sociales y nuevos sentidos. Esto nos habla de nuevos imaginarios en gestación.

Con esta primera nota inauguramos una serie de aportes sobre el cine de no ficción nostramericano, que iremos publicando quincenalmente. -  

 

Aporte audiovisual sugerido

El Siglo del Viento (1999, Fernando Birri - Eduardo Galeano)

Disponible en: 

https://www.youtube.com/watch?v=_38pPWiEQ-U 

Bibliografía de consulta 

GETINO, OCTAVIO y VELLEGIA, SUSANA (2002), El cine de las historias de la Revolución. Aproximación a las teorías y prácticas del cine político en América Latina (1967 - 1979), INCAA / Altamira.

 

 

lunes, 13 de febrero de 2023

RESCATES

PARA CINÉFILXS 2.0

TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A CUARÓN

“Ya no recuerdo cuándo se mezclaron mis recuerdos con la película”, confiesa  Alfonso Cuarón, dejando en claro desde un principio que lo que se propuso mostrar en la película “Roma” (2018) fue la minuciosa reconstrucción de su pasado familiar, con todo lo que ello implica en el universo emocional de quien asiste a semejante experiencia. 

El director de “Hijos del hombre” (2006) ha declarado que cuando arrancó con dicho proyecto no tenía previsto partir de un guión. Con la sola guía de su memoria, recicló una propiedad en inmediaciones de su hogar de infancia (“el tiempo pasa, pero el espacio permanece”, reflexionará al respecto), recuperó gracias a sus parientes muebles y enseres dispersos en distintos lugares, y hasta reconstruyó mosaicos y cortinados inconseguibles en el Siglo XXI. 

Cuando aquel flash back contante y sonante tomó forma, decidió comenzar a narrar su historia a partir de un plano detalle de las baldosas baldeadas con agua enjabonada en un patio descubierto, para conseguir así “una imagen de la tierra que reflejara a su vez al cielo”. 

Entonces, a partir de una delgada línea narrativa fue hilvanando recuerdos aislados, con la invalorable colaboración de la verdadera Liboria - a quien  oportunamente incluyera en “Y tu mamá también” (2001) -, empleada doméstica  indígena de aquel hogar burgués cuyo personaje protagoniza el film, como en una retribución tardía por los amorosos servicios prestados. 

El elenco actoral nunca contó con un guión. Se lo motivó por separado y ensayando en cámara, para lograr altos cotos de espontaneidad potenciados por el abundante recurso del plano secuencia.

Resulta destacable la minucia puesta de manifiesto para reconstruir una jornada de estreno en una sala cinematográfica de la época que se evoca (los años 60), a partir de un cuidadoso análisis demográfico de los extras que entrarían en escena, tomando en cuenta edad, raza, y clase social.

Otra secuencia digna de mención es la que reconstruye la violenta incursión de un grupo de choque - integrado por lúmpenes al servicio de la derecha - en una tienda de ramos generales, durante el convulsionado año 68, cotejando cada toma con fotografías del aquel acontecimiento rescatadas de la prensa. 

Desde el punto de vista lingüístico, Cuarón declara haber evitado los close up - ese recurso tan hollywoodense - en favor de los planos abiertos, y haber escogido rodar en un blanco y negro contemporáneo 4K y sin grano, para contar una historia de antaño con recursos del presente. En dicha tesitura, opina también que “no hay plano más objetivo que un travelling de seguimiento en paralelo, porque ir hacia adelante o atrás lo vuelve subjetivo”.

Tanto empeño puso en la pormenorizada reconstrucción de sus más caros recuerdos, que rodó la secuencia del parto fallido del personaje que da nombre al film con médicos y enfermeras reales. Al cabo de la explosión emocional de la actriz protagónica, enterada de que su bebé nace muerto, Cuarón la abrazó por un largo rato para devolverla a la realidad extra cinematográfica. 

El laureado director mexicano considera a la de marras como su primer película, la esencia del cine al que aspira. 

Perlita: Quien le tenga paciencia a los créditos de cierre lo verá explicando pacientemente fotografía cinematográfica a un humilde muchachito indígena convocado como extra. -


 

Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=ZXUWVDllIjE

 



lunes, 6 de febrero de 2023

RESEÑAS 

ALGUNAS PERSONIFICACIONES

DE H. P. LOVECRAFT EN EL CINE











Resulta innegable la delectación que encuentra el Séptimo Arte en abrevar en - y a menudo saquear - la obra del irrepetible escritor norteamericano Howard Phillips Lovecraft (1890 - 1937), padre del relato de horror cósmico, que poco antes de su muerte se retiró de una sala cinematográfica en la que proyectaban el filme Frankenstein de James Whale, decepcionado ante la, a su criterio, impúdica exhibición de la criatura. Existe consenso en lo inadaptable a la pantalla que resulta una obra literaria tan sugestiva y poco explícita como la suya. Pero su dimensión de autor de culto ha sido tan aquilatada por los amantes del género, que en los últimos años el cine también ha sido incapaz de resistirse a personificar al mismísimo y oscuro señor de Providence en un puñado de films. He aquí algunos ejemplos de aproximaciones bastante logradas a la figura de este genial imaginero.

 

Necronomicón (1993, Brian Yuzna) 

Si fincáramos el advenimiento de la tecnología digital en 1995, circunstancia en que Bill Gates - magnate de Microsoft - pronunció su ya célebre conferencia titulada “Toda la información en la punta de tus dedos”, o Nicholas Negroponte - por entonces titular del M.I.T. de Massachussets - presentó la biblia del flamante entorno, “Ser digital”, esta película estadounidense, que consta de tres relatos enmarcados por uno común a todos, no llegó a contar con los recursos con que la post producción cinematográfica cuenta hoy día. 

Sin embargo, consideramos que su primera historia hace honor a H.P.L. 

El filme propone que, en el otoño de 1932, el propio Lovecraft - dignamente interpretado por el versátil actor Jeffrey Combs (en el ángulo superior derecho de la foto que encabeza esta nota) - descubre que la orden de los monjes Om Yati, tiene en su poder una copia del Necronomicón, por lo que acude a ellos, y a base de engaños, logra leer el libro, a partir de lo cual se desprenden las tres historias mencionadas. 

La más rescatable es The Drowned / Los ahogados. Allí, Edward de LaPoer, hereda la mansión familiar ubicada en Suecia. Pero su agente inmobiliaria le comenta que ha existido mucho misterio en la muerte de la familia que la habitaba. Edward encuentra en ella al Necronomicón y realizando una invocación descubre lo que realmente ocurrió a su antepasado directo. 

La visita que recibirá a la hora de profanar aquel texto prohibido, y las consecuencias que ello desencadena, justifican plenamente que lxs amantes del creador de C’thul’hu se asomen al menos a esa primera entrega del film.

Para más datos: https://www.youtube.com/watch?v=rGxIJF3qwIs

   

Out of Mind - The Stories of H.P. Lovecraft (1998, Raymond Saint-Jean) 

Este volumen de la H.P. Lovecraft collection producido por Cine Qua Non Films mezcla ficción y realidad con soberbia maestría. Su trama nos muestra a Lovecraft - magistralmente interpretado por el icónico actor Christopher Heyerdahl (en el ángulo inferior derecho de la foto que encabeza esta nota), que algunxs habrán conocido encarnando al sádico vampiro Sam, de la serie Van Helsing - reflexionando sobre sus pensamientos y sueños, mientras paralelamente y años después, un heredero suyo recibe el Necronomicón, ambas realidades acabarán mezclándose oníricamente para dar lugar a una gran película con el propio Lovecraft como protagonista. 

Tan solo acceder a la inmejorable representación del genial cuentista hará la delicia de sus fans. 

Para más datos: https://www.youtube.com/watch?v=54B-i0Z0nmI&t=1324s

  

La Herencia Valdemar (2009, José Luis Alemán) 

Este es un film que se reparte en dos entregas: La que estamos reseñando, - donde aparece el mismísimo Lovecraft - y su secuela, La Sombra Oscura (2010), donde irrumpe C’thulhu, la máxima deidad del panteón lovecraftiano. 

En la primera, entonces, asistimos a la desaparición de una experta en tasación de inmuebles antiguos, tras visitar la misteriosa mansión victoriana Valdemar, para realizar un inventario de los bienes. El presidente de la compañía para la que ella trabaja, contrata los servicios de un detective para que la encuentre. No es la primera desaparición. Poco tiempo antes otro tasador - compañero de la chica y amigo del investigador privado - también se esfuma cuando lo envían a valorar el contenido de la misteriosa casona. El detective se traslada al lugar de los hechos y emprende un viaje al pasado acompañado por la arrogante presidenta de la Fundación Valdemar, quien le pone en antecedentes del caso y relata la tragedia del matrimonio que habitaba la casa hacia 1880. 

A través de dicho flash back asistiremos a la encarnación del escritor que nos ocupa en la persona del gran actor Luis Zahera, que entrará en escena procurando comprobar la autenticidad de un ejemplar del maldito Necronomicón (en el ángulo superior izquierdo de la foto que encabeza esta nota)

Para más datos: https://www.youtube.com/watch?v=llYZlHSHP4A


Ghostland (2019, Pascal Laugier) 

Pauline y sus dos hijas adolescentes, Beth y Vera, heredan una casa. La primera noche en su nuevo hogar sufren el ataque salvaje de un par de estrafalarios intrusos. Pauline y las chicas deberán luchar para salvar sus vidas. Dieciséis años después, Beth se consagrará como autora best seller de novelas de terror (la más exitosa, basada en aquella traumática experiencia de juventud, llevará por título el de la película), mientras que su hermana Vera, víctima de desequilibrios mentales, vive todavía confinada con su madre en la vivienda donde ocurriera el incidente que marcaría a estas tres mujeres. Cuando vuelven a reunirse allí, se reedita una ola de acontecimientos terroríficos. 

En el marco de una ensoñación de Vera, que se siente tentada a abandonar su condición de escritora, se topará en un cóctel con su admiradísimo Lovecraft - interpretado por el actor Paul Titley (en el ángulo inferior izquierdo de la foto que encabeza esta nota) -, quien ponderará su obra y la alentará a seguir adelante. 

Para más datos:  https://www.youtube.com/watch?v=wcxo_CuWTu0 


Y hasta aquí, por ahora, a la espera de que la audacia de algún talento del Séptimo Arte lleve a rodar la biopic que El Oscuro Señor de Providence harto merece. -

RECOMENDACIONES BRIAN Y CHARLES UN AMIGO HECHO DE TRASTOS (O EL ARTE DE NO RETENER A QUIEN SE AMA) He aquí una hermosa fábula sobr...