RESCATES
PARA
CINÉFILXS 2.0
SIGLO XXI
VIGILIA DE CÁMARAS
“El sentido
está antes de cualquier producción discursiva”
Algirdas Julien Greimas
“El cine como instrumento y medio
de expresión estética es,
por supuesto, un lenguaje; y cada
lengua tiene su gramática.
Pero primero es necesario el
ejercicio espontáneo
y a la vez trabajado de la expresión
para que finalmente puedan detectarse los códigos,
las constantes, las reglas.
Sería una verdadera monstruosidad
que lo que esté por venir,
antes de poder expresarse,
tuviera que someterse
a todos esos códigos y reglas”.
Fernando “Pino” Solanas
Lenguaje y
lenguas: Cine y cinematografías
El ser humano, tomado en un determinado momento de su propia historia,
encuentra a su mundo circundante constituido como un universo de signos. En
virtud de la función derivada de su facultad semiótica, le resulta natural significar cuanto le rodea, o
sea, transformar a su universo externo e interno en signos. Mediante esta modificación
de su entorno (al cual el animal, utilizando otra vía, se adaptaría), lo
transforma en objeto de conocimiento y, así, su intervención consiste en la
elaboración de una específica
artificialidad. La práctica de su humanidad en el mundo consiste en
elaborar esas veladuras de lo real,
mediante las que se aliena definitivamente de lo natural y genera un ámbito específico a su
naturaleza: el ámbito de la significación. El hombre, mediante esta actividad
de transformar a lo natural en signos, resulta ser naturalmente artificial.
Desde hace 128 años, el cine figura entre los principales instrumentos de
producción de conocimiento que ha creado. Podría decirse que su lenguaje fue
gestándose accidentalmente: La osadía de Proemio - corresponsal de los
hermanos Lumière - montó tempranamente su cámara sobre una góndola en
Venecia, y así, inadvertidamente, descubrió uno de los movimientos más bellos y
descriptivos del Séptimo Arte: El travelling.
Cuenta la leyenda que a Georges Meliés se le trabó la manivela de su
cámara en una avenida parisina mientras registraba el tránsito vehicular. Las
cosas sucedieron de tal suerte que, cuando logró solucionar el desperfecto, a
continuación de la carroza nupcial que filmara imprimió otra, pero fúnebre.
Cuál no fue su sorpresa cuando, revelado el filme, se produjo la mágica y
siniestra sustitución.
Las ataduras al último paradigma del espectáculo, el teatro, mantuvieron a
estos pioneros en una infancia de la mirada cinematográfica. Al lenguaje en
cuestión lo enriquecieron los curiosos y los audaces. Con aquel primigenio travelling de Proemio Orson Welles
exploraría luego la más verosímil de las tomas: el plano-secuencia. Y, con la
yuxtaposición accidental producida por El Mago de Montrèuil, Eisenstein
desarrollaría más tarde su teoría sobre el Montaje de Choque. Luego, hacia los
revulsivos 70s, en esta remota latitud que nos tocó en suerte, el brasileño Ruy
Guerra sostendría que acaso el plano secuencia sea el recurso expresivo que
mejor representa el timing cultural
de los nostramericanos. Y hace unos pocos años, apelando a los incontables
recursos que hoy ofrece la post producción digital, nuestro Fernando “Pino”
Solanas renovaría los planteos eisenstenianos construyendo las tragicómicas
e inolvidables secuencias de los parlamentarios “levantabrazos” y los
gremialistas “besuqueiros”, en su imperdible documental Memoria del Saqueo.
Diciembre 2001: Documental y barricadas
Cuando miramos develamos o desvelamos: quitamos los velos o el sueño. Ser
objeto de mirada es como andar desnudo. Cuando alguien nos mira ejecuta en
nosotros una expoliación. De alguna manera, a eso se dedica el documental
cinematográfico, género de sólida tradición en nuestro país, donde la crisis
del modelo neoliberal produce - hacia fines del año 2001 - un significativo
levantamiento popular y su consiguiente cuota de represión. Ya nada volverá a
ser igual en la cultura de los argentinos: Si el Nunca Más al genocidio había
conquistado importante terreno en la conciencia de las mayorías, desde entonces
comenzaría a tomar forma el Nunca Más al saqueo. Una nueva generación de
cineastas y estudiantes formados en la era de las nuevas tecnologías recurriría
a su mayor funcionalidad y accesible costo y - motorizada por la violenta
reaparición de la política y la historia en la escena nacional - se sumaría a
las camadas ya experimentadas registrando un sinnúmero de versiones de lo
acontecido por aquellos días. Para entonces, en el mundo entero el documental
apelaba a múltiples formatos y estrategias discursivas. Acaso Bowling for Columbine, de Michael
Moore, con sus pasajes de comedia, videoclip, o animación, sea un buen
ejemplo contemporáneo de la superación de la falsa dicotomía fundante Lumière -
Meliès; fenómeno que en nuestro medio acaso expresan trabajos como La Guardería, de Virginia Croatto,
que recurre al fotomontaje y la animación digital de grafismos infantiles para
construir uno de los mosaicos vivenciales más originales y emotivos que se haya
realizado hasta la fecha sobre la militancia montonera.
Para revisar el indisimulable impulso adquirido por el documental argentino
en los últimos años cabría formularse por lo menos tres interrogantes:
. Cuál es el escenario en cuestión
Aquí vale la pena recordar que el nuestro era un país bajo sospecha, sumido
en una profunda crisis de credibilidad basada en la visible ruina económica a
la que nos llevó una clase dirigente vitalicia y leal a los postulados del
modelo liberal -monetarista impuesto por el ministro de economía de la
dictadura José Alfredo Martínez de Hoz. Tomando como referencia la
emblemática pantalla televisiva, las representaciones de lo real se repartían
entre el tratamiento naturalista de algunas producciones nacionales de ficción
moderadamente audaces, y una obscena construcción de las noticias que llevó a
los informativos de entonces a soportar uno de los ratings más bajos de su historia (hecho que propició - en su
auxilio - la salida al aire de numerosos magazines
de investigación basados en denuncias más o menos resonantes) Si el cine de
consumo masivo competía con esa andanada de realismo que circula por la TV a la
hora de construir sus ficciones, parece plausible la apuesta del documental
como género, como si se apostara a desmontar el mecanismo de la puesta en
escena de la realidad. No porque deje la “realidad” (o lo que pueda entenderse
que este término significa hoy) de lado. Por el contrario, se acecha a la
realidad en sus costados más singulares, más escondidos, sean del presente o
del pasado, y se la expresa desde sus rasgos más conmovedores y dramáticos.
. Quién es el que mira
Una nueva generación, ávida de respuestas negadas - y consagrados
predecesores que no resistieron la tentación de volver sobre sus pasos -, inundó
las calles cámara en mano por aquellos días. Su público potencial era una
sociedad lastimada y descreída, que ya no estaba dispuesta a tolerar más
engaños. Entonces el pueblo movilizado reconquistó su derecho a escuchar otras
voces, a apreciar otras imágenes. Salvo escasas excepciones, los jóvenes
realizadores descreyeron de los cánones conductistas y didactistas del
documentalismo militante de los 70s y se asomaron a esa realidad candente desde
una mirada perpleja (como la que exhibe María Inés Roqué en Papá Iván, interpelando a su padre
muerto en combate; o Albertina Carri en Los Rubios, rearmando el rompecabezas de sus padres con retacitos
de una memoria esquiva), inaugural (como la que ensayara el Grupo Ojo
Obrero en Piqueteros, Carajo!,
aventurando la caracterización de la etapa como pre insurreccional) o indagatoria
(como la de Adrián Jaime en Los
Perros, que revisara la conducta de los ex combatientes del ERP logrando
momentos de entrañable intimidad) En la mayoría de los casos, la constante es
no aceptar versiones de la historia “a libro cerrado”.
. Quién es el mirado
Acaso la evolución del documental sea también la de la tensa relación
observador - observado. Si en los albores del género Flaherty se
enfrenta a Nanook con ojos de
entomólogo, a mediados del Siglo XX Joris Ivens se consagra como uno de
los primeros corresponsales de guerra con mirada de autor, inaugurando un
vínculo paritario con los protagonistas de su obra, que avanzará en los 70s
hacia el predominio del sujeto social, como ocurriera en nuestra geografía con El camino hacia la muerte del Viejo Reales,
de Gerardo Vallejo. A lo largo de dicho derrotero, en nombre del
oprimido y de las víctimas de la injusticia se han producido muchos panfletos
pretendidamente “populares”, pero que en realidad no lo son; a lo sumo podría
hablarse de paternalismo expresivo, usurpación de la palabra o sustitución del
protagonista. De allí que el conocimiento del lenguaje y sus recursos
expresivos es indispensable en el trabajo del documentalista para encontrar el
mecanismo comunicativo que logre sensibilizar y a partir de allí organizar un
conocimiento reflexivo del tema, evitando la doble sustitución del
protagonista, que se produce cuando el realizador, además de intérprete del
protagonista, se convierte en traductor de la mirada de un tercero. Pero, a
decir verdad, salvo en contadas ocasiones, la mirada de Flaherty ha quedado en
el camino. Ahora buena parte de los realizadores trabaja sobre el urgente tema
de la exclusión social, codo a codo con sus víctimas; o bien revisa severamente
a la generación de sus padres, a distancia considerable de montarle un
pedestal. Acaso una de las novedades más singulares de esta etapa estribe en la
búsqueda de un nuevo lugar donde posicionar el YO del documentalista, que
comienza a aparecer cada vez más a menudo delante de cámaras y mezclado entre
los protagonistas de su historia.
Impacto de las nuevas tecnologías en la representación de lo real
Hacia la última década del siglo pasado el paradigma informático se impuso
definitivamente sobre la producción audiovisual, brindando impensables
posibilidades a la circulación de la verdad como a su tergiversación. Paradojalmente,
la tecnología en cuestión ofrece tanto la oportunidad de que un hecho se
convierta en acontecimiento público con absoluta inmediatez (ej. remisión
inmediata - vía WhatsApp - de
fotografía digital hacia cualquier terminal del planeta), como de que una diva
de TV se transforme en un nuevo Dorian Gray producto del Photoshop. En el marco
de la cultura escópica imperante, el razonable costo de los nuevos equipos,
diseminados entre cada vez más usuarios, está creando fenómenos dignos de
atención: Si existe en nuestros archivos una sola - y trajinada - versión
cinematográfica del 17 de octubre de 1945, hoy contamos con un sinnúmero de
registros audiovisuales del “Argentinazo” del 2001. Y cada uno de ellos - obviamente
- supone una subjetividad particular sobre el acontecimiento documentado. ¿Qué
ha sido, en tanto, de aquel legendario plano -secuencia de Orson Welles?
Alexander Sokurov lo ha dejado en el olvido filmando con su DVCam El Arca Rusa en una sola toma de dos
horas. El sueño vertoviano del kino-glass,
un registro de la vida en tiempo real - y con un mínimo de manipulación -, ya
es tecnológicamente posible. Sólo resta redoblar la apuesta por una ética que
reúne antecedentes insobornables, y evitar la solitaria tentación del cine
autógrafo para sumirse una vez más, construyendo un discurso colectivo, en la
marea irrefrenable en la que navegan los verdaderos constructores de la Historia.
La trabajosa construcción del "Nosotros" o
EL REPOSO DEL BOTÓN DE PLAY
Apuntes sobre la mirada
documental y el nuevo movimiento social
No es sencillo
llegar a Roca Negra, el predio de algo más de una manzana de extensión
situado en Lanús, que la Asociación
Madres de Plaza de Mayo cedió a los MTDs. El Movimiento de
Documentalistas arribó temprano, a media mañana de un día gris que más tarde
se solidarizaría con el evento donando un poco de sol. Gentilmente recibidos
por el encargado, que semblanteaba a los concurrentes desde una cabina,
atravesamos un largo sendero pedregoso hasta dar con el galpón mayor - hay un
par más - en el que pronto habría de inaugurarse la Ronda de Pensamiento
Autónomo prevista para el primer sábado de cada mes. El espacio que
albergaría a los más diversos protagonistas de una política alimentada al
calor del "Argentinazo" de diciembre 2001, que crece al margen de
cualquier prebenda estatal, se nos reveló enorme y algo penumbroso, sólo
iluminado por la difusa luz verdosa que atravesaba las estrechas hileras de
vidrio del techo, y por el estilete de algún rayo de sol capaz de perforar
los viejos chapones. Gracias a la humareda que preludiaba dorados choripanes,
la atmósfera daba la textura de un filme de Pino Solanas. Pero estaba en
condiciones de exigirle rendimiento extremo a cualquier fotómetro. Ya los
modestos puestos de las agrupaciones concurrentes comenzaban a circundar el
lugar, en amplio arco presidido al frente por un enorme palco al que trepaban
los más pequeños, y a exhibir productos artesanales, fruto de múltiples
microemprendimientos productivos. Una constante: la cartulina manuscrita con
fibrón, y la recurrente evocación de Darío, Maxi, Javier Barrionuevo (víctima
de un gatillo fácil) o mártires más anónimos que cada barrio tiene. Allá al
fondo, el puesto de un "Teatro Piquetero" que organiza la
"Cantata Popular Darío Santillán". "Que nuestros focos se
enciendan en cada función con la eficacia de un corte de rutas", la
consigna de rigor. Títeres, dulces caseros, y pan de igual origen para
probarlos. Comunidades mapuches representadas con atuendo ancestral. Mesa de
Escrache Popular prometiendo visita - para el 28 de junio a las 14 hs - al
"Gordo" Enrique Braulio Olea, domiciliado en Iberá 3520 PB.
Asamblea Popular de Olivos (señora paqueta y solidaria que recibe con un beso
la visita de Teresa Parodi) diciembre 2001 y Puente Pueyrredón en llamas, en
las fotos del colectivo "Argentina Arde". La gente de Indymedia
obsequia la hoja "Indymedia argentina, Especial 26 de junio", que
reza "cada persona es un corresponsal", y vende el periódico 19/20
(una amiga fotógrafa llega con retraso a cronicar el evento y se prescinde de
su labor debido a sus últimos faltazos: el militante full life
sanciona al que trabaja) El Movimiento de Unidad Popular de La Plata muestra
vecinos pobres entre los más pobres. El MTD de Guernica vino con Elisa al
frente. En los actos la llaman Vicky. En 1985 no votó, durante la Pascua Alfonsinista
le mataron su compañero en Villa Martelli, en 1989 tampoco votó... Elisa
nunca vota, siempre trabaja por sus compañeros. Las compas del MTD de Solano
venden caretas multicolores de cartapesta, floreros construidos con envases
plásticos de agua mineral, y su periódico "El Pikete". Un afiche
habla de la ladrillera "Darío Vive". Al MTD Aníbal Verón le compran
como pan caliente, a cinco pesos el ejemplar, el libro "Darío y Maxi,
dignidad piquetera", que promete una investigación sobre el gobierno de
Duhalde y la planificación criminal de la masacre del 26 de junio en
Avellaneda. Al lado, Pancho Ferrara
atiende su propio puesto familiar. Es sicólogo y ejerce la docencia en la Universidad Nacional
de Lomas de Zamora. Hoy ofrece a diez pesos su libro “Más allá del corte de
rutas", una aguda reflexión sobre la lucha por una nueva subjetividad.
Un centinela de alrededor de veinte años escruta el humeante paisaje de El Jagüel
a torso descubierto, rostro embozado, y palo en ristre, el último 6 de
febrero, desde la fotografía en que lo congeló Olga Morales, artista de la Asamblea Popular
de San Telmo (Plaza Dorrego), que hoy vende a diez pesos sus elocuentes
trabajos enmarcados en paspartú. "Recordar, del latín recordis: Volver a
pasar por el corazón", dice la consigna del Taller Popular de
Serigrafía, en el que los concurrentes pueden grabar sus remeras
gratuitamente. Ahora alguien bate palmas y, poco a poco, un puñado de gente -
no los más indigentes sino los activistas de aspecto más progre - se nuclean
en torno a un fogón imaginario, de pie, sentados en tablones, o bien sobre el
propio piso de hormigón. Cuesta escucharse, sin micrófono y entre el
bullicio. Irrumpe una murga sonando sus redoblantes. Un compañero de
alrededor de 60 años, semejante a un Einstein de aspecto militante, nos da la
bienvenida enfundado en anorak verde oliva. Dice que aquí nadie es más que
nadie, y que todos pueden hablar con sólo respetar su turno. Propone revisar
las alternativas de la que bautiza como "primavera progresista del
país". Lo rodean muchos jóvenes de ambos sexos que se pasan un mate de
mano en mano; congeneracionales que eludieron a los matarifes del 76 y ahora
toman nota; y muy poquitas señoras de barrio, de tez cobriza y aspecto
aindiado, atentas pero sumidas en un silencio ancestral. Toma la palabra otro
compañero de la misma edad que el que nos convocó, e ignorando el temario
propuesto, se presenta como miembro del Centro de Estudios Económicos y
Sociales, y convoca al Encuentro Nacional del Movimiento de Amistad y Solidaridad
Argentino Cubano, a celebrarse el 26 y 27 de julio en Lomas de Zamora.
Descubre que para hacerse oír por todos los presentes debe ir girando
democráticamente. Se propone y se desestima corrernos a otro sitio con menos
barullo. Ahora es Moira Millán quien
habla, una joven y avispada dirigente mapuche, muy carismática, que se
pronuncia contra el remate de la Patagonia y subraya diferencias con el
Movimiento Campesino (no se trata de pedir parcelas para hacerlas producir
sino de recuperar todo el patrimonio arrebatado desde la Conquista del
desierto) Reivindica la diversidad cultural y denuncia la persecución de la
que su comunidad es objeto. Reseña la marcha de 25.000 personas contra la
multinacional minera Meridian Gold. Propone avanzar hacia una nueva lógica de
la organización social que recoja nuestras tradiciones milenarias, y se
declara ofendida por la categoría de Latinoamérica, defendiendo enfáticamente
la de Indoamérica (aplausos) Y concluye sentenciando que no entregarán sus
montañas, porque en ellas se resume su identidad. Una maestra rechaza el
concepto "sectorialmente posesivo" que pretende hablar de
"nuestras montañas", nuestra parcela, o nuestro lugar, abogando por
lo que se debe reconquistar para toda la comunidad. Un dirigente de Zanón produce
el discurso más orgánico y politizado, augurando con desmesurada
gesticulación un tiempo en que habrá de abolirse el dinero. La ronda se da
por concluida hasta el mes entrante. Y se pasa a los talleres, de
"Autogestión de la salud", "Economía Solidaria y
Cooperativismo", "Represión y Derechos Humanos", etc. Nuestros
amigos del lugar se aprestan a registrar fotográfica y videográficamente el
acontecimiento, manipulando - en la mayoría de los casos - infraestructura
prestada, y deslumbrados ante la sobreabundancia de estímulos. Una compañera
carga su videocámara digital y expresa su compromiso de registrar lo que
sucede para enviar esas imágenes a una comunidad aborigen del sur, de algún
modo manifiesta una vocación autoral, pero de corresponsalía. Otra compañera
exhibe con orgullo la portentosa cámara Nikon que - según trasciende - usada
le costó mil pesos. Se empeña en aclarar que sólo la operará la dueña. Otro
compañero maneja la segunda videocámara digital. Dice que grabará detalles.
Se la prestó una francesa que le impartió esa consigna. Su material integrará
después un documental mayor, a editarse en Europa. La mirada de los MTDs no
da el presente. Conversamos con Andrés Fernández, dirigente de Solano
que confirma y comparte nuestra preocupación: El entrismo militante registra
todo y edita lo que quiere. El compañero objeta duramente a aquellos
documentales que reducen el sentido de su lucha al corte de rutas, obviando -
por ejemplo - la rica experiencia de los proyectos productivos. "Para
qué exponernos a ser demonizados como violentos irracionales", se
pregunta. Y nosotros pensamos que, para mostrarnos, primero debemos saber
quiénes somos. Entonces no nos arrepentimos de haber dejado dormir nuestra
videocámara en el baúl del auto que nos trajo, por esta vez. Porque el
verdadero documentalista observa primero atentamente el terreno en el que
habrá de moverse, sacrificando la tentación siempre presente de inmortalizar
lo que acontece, en función de interpretar y respetar las reglas específicas
de sociabilidad. A eso se abocó el Movimiento de Documentalistas. A indagar
el lugar de ese nuevo "nosotros" en lenta gestación. La tarea de
descubrir y plasmar una palabra, una imagen verdadera, es larga y recién
empieza. Pero allá vamos. Al caer la tarde todas las redes estaban tejidas. A
lo largo de una jornada completa, los ninguneados durante un cuarto de siglo
de cultura martindehocista habilitaron sin pedir permiso un espacio de
dignidad, y se sintieron orgullosos de haber resuelto diseñar su propio
destino. Una pre adolescente cuya cálida sonrisa nos despide contagiando fe,
exhibe sobre la musculosa que remarca un busto incipiente el grabado de Darío
Santillán sonriente y abierto al abrazo, debajo de la foto se lee "Ni
muerto me detendrán". Olga, la fotógrafa que congeló tanta joven
esperanza nos dice: "Tiene catorce años, la cruzo en todas las marchas”.
-
Jorge Falcone
|
Irrupción de lo privado en la
esfera pública
“… actualmente, por el peso
social que tienen los medios, todo el mundo está obsesionado con ser un
reporter de todo lo que pasa. Hay como una invitación implícita a que si algo
sucede fuera de nuestra ventana, nos asomemos y lo grabemos, para ponerlo
después al aire”.
George A. Romero,
director del notable film “Diario
de los muertos”
“El 90% de todo es basura”
Theodore Sturgeon,
autor de la novela fantástica
“Más que humano”.
La última década del Siglo XX se inauguró con el desencanto de la utopía
planteada por el socialismo real y la más generalizada desconfianza en la
dirigencia política mundial. El impacto del descrédito por la cosa pública en
favor de la privada no tardó en operar cambios notables: En el terreno de las
ciencias sociales, el tradicional estudio de las epopeyas históricas cedería
paso a una atenta consideración de la vida cotidiana en la recámara de sus
protagonistas (sin ir más lejos, filmes como El Perro Negro: Historias de la Guerra Civil Española, de Péter Forgács recurre a la
cinematografía familiar de dos personas alineadas en bandos antagónicos, para
radiografiar elocuentemente el modus
vivendi de los sectores en pugna); en el espacio mediático surgirían
géneros híbridos destinados a paliar la gran anomia social, permitiendo al
espectador asomarse a la intimidad del hombre o la mujer comunes como si la
pantalla televisiva actual fuera una ventana que da a la casa del vecino. De
buenas a primeras, la exclusiva y aparatosa herramienta tomavistas que
registrara hace más de un siglo el arribo de una locomotora acromática y
silente a la estación de Lyòn, de la mano de la Revolución Tecnológica
ingresa al Siglo XXI convertida en un pequeño dispositivo capaz de capturar
imágenes policromáticas, sonoras, instantáneamente exportables, cuasi
imperecederas. Y todas esas capacidades… portables en la cartera de la dama o
el bolsillo del caballero.
Una comunidad “en el lugar de los
hechos”
Efectivamente, en la iconósfera que nos toca, todxs registramos todo: El
socialero que inmortaliza un cumpleaños de 15 hoy construye su relato a partir
de la primera ecografía, así como el combatiente suicida minutos antes de
reunirse con Alá se despide ante una cámara de la pequeña hija que no ha de
conocerlo. El adolescente aburrido graba a la salida de su colegio el
linchamiento de una compañera a manos de otras que la consideran excesivamente bella.
El amante preciado de sí mismo envasa un apasionado encuentro sexual con su
novia tan atento al ritmo amatorio como al encuadre de la web cam. El vecino paranoico graba y cuelga de la web granizos desopilantes, nevadas
inesperadas, tornados que arrasan su barrio… no da abasto para capturar el
variado espectáculo que ofrece el
Apocalipsis ambiental en curso. El docente en huelga registra en las
rutas patagónicas el derrumbe de un colega fusilado por la gendarmería y ofrece
su testimonio como prueba irrefutable. El intendente de una paqueta localidad
balnearia, judicialmente comprometido por un video que lo exhibe consintiendo
sobornos, ha visto Mentiras que matan,
de Barry Levinson, y aduce por ende que alguien lo agregó en la cinta.
El dúo portorriqueño de reggaetón Calle 13 advierte en sus canciones a la
policía que se cuide de cometer excesos… porque ahora el pueblo la enfrenta
blandiendo un celular.
Y, como en un juego de espejos múltiples, el Séptimo Arte recoge el guante
y lo narra. En la saga española de sci fi
REC los protagonistas no
conciben la posibilidad de enfrentar la epidemia que cunde sino a través del
objetivo de una handy cam. Lo propio
ocurre en la celebrada Diario de los
muertos con un grupo de jóvenes que decide documentar la última plaga de
zombis. Y otro tanto en la singular Cloverfield,
irrupción de una criatura depredadora y colosal en la vida de un grupo de yuppies de Manhattan acostumbrados tan
sólo a la estabilidad. En todos estos ejemplos la constante es: Apocalipsis y
botella al mar dirigida “a quien corresponda”.
Pero la multiplicación de puntos de vista que media entre la única versión
audiovisual del asesinato del presidente Kennedy y las decenas de grabaciones
realizadas durante el 11-S, con marcar una tendencia democratizadora, no
necesariamente garantiza la emergencia de nuevos relatos. En la era de los
multimedios y la extrema concentración del capital, el poder goza de plena
hegemonía discursiva
En nuestra latitud, al relato que sostiene que “de Alfonsín a Macri
Argentina evoluciona hacia su definitiva institucionalización y desarrollo”
sólo se le oponen unas pocas voces marginales (en su mayoría portales de
Internet como Tramas, Contrahegemonía, o Resumen Latinoamericano)
Una paradoja digna de atención es que, bajo la monarquía de las imágenes, el auge del blog (bitácora digital) vuelve a entronizar las palabras.
Abundan especialistas que sostienen que si Vietnam fue una “Guerra de la TV”, las del presente son
“Guerras de los blogs”, ya que
circulan en dicho universo muchas opiniones discordantes con el discurso
hegemónico. También proliferan voces críticas: “No sé si la gente está preparada para tener a un millón de bloggers
dando sus puntos de vista sobre todo lo que pasa. Lo que me parece peligroso es
que muchas veces se trata de pura opinión, que pasa por información”;
agrega el director de cine George A. Romero, empedernido detractor de la
blogósfera. En Argentina, desde que cambiamos de milenio, parecen multiplicarse
más discípulos de Raymundo Gleyzer que de Rodolfo Walsh.
Muerte y resurrección del
documental
En efecto, el auge del audiovisual de carácter documental que se registra
en nuestra latitud desde la crisis de 2001 ya ha insumido mucha tinta y papel a
los especialistas. Y a los devotos del género viene ofreciéndonos alternativas
tan variadas como el DocBas o el DerHumAlc, por nombrar un par de eventos
especializados. Por su parte, la aparición de ciclos (como Ficciones de lo
Real, que emitiera la TV Pública a cargo de Alejandro Fernández Mouján y
Pablo Reyero) o canales específicos (como Encuentro, dependiente del
Ministerio de Educación y fundado por Tristán Bauer) también viene a
ratificar la revalorización de esta particular mirada cinematográfica tan
comprometida con la projimidad.
Ahora bien, ante la vigilia de
cámaras descripta y la creciente apertura de espacios informativos habilitados
para que el ciudadano de a pie se erija en un activo centinela del presente… ¿qué
lugar corresponde a los abnegados realizadores que adoptamos el quehacer de
testimoniar la suerte de los otros como una profesión? Tal vez el de
multiplicar espacios donde profundizar este debate, así como circuitos - físicos
o virtuales - aptos para dotar de un público cada vez más numeroso a nuestras
producciones. Resumiendo: Ante una globalización imperial culturalmente
homogeneizadora, nuestra función pasa más que nunca por disputar el sentido de
los relatos que circulan, apuntando a fortalecer la conciencia organizada de
los pueblos y su moral de lucha por la transformación social.
Si la funcionalidad y el abaratamiento de costos acerca cada vez más la handy cam y la note book al hombre y la mujer comunes, el desafío de la hora será
que quien los manipule se convierta en el Guamán Poma de Ayala digital.
El Cronista de Indias de un siglo nuevo, en pos de una verdad tan antigua como
la humanidad.-
Biblio - videografía de consulta
FALCONE, J. (2008), en
Poetizar la realidad. Un camino hacia el cine documental, EDUCO, Universidad
Nacional del Comahue, Neuquén, pp. 133 - 162.
Disponible en:
http://books.dpfiles.ru/Poetizar+la+realidad+%3A+un+camino+hacia+el+cine+documental+Jorge+Falcone.+Jorge+Falcone.
MIRRA, MIGUEL (2012), Darío Santillán. La dignidad rebelde.
Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=Xm4rG__XTc0&t=90s