lunes, 31 de julio de 2023

RESCATES

PARA CINÉFILXS 2.0 

PERSONA

CUANDO UNA OBRA SALVA A SU AUTOR

En octubre de 1966, el público mundial conoció el film Persona, dirigido por un artista bastante seguro de sí mismo que, sin embargo - al cabo de rodar 25 o 26 películas, entre ellas Un Verano con Mónika, Noche de Circo, o El Séptimo Sello -, venía experimentando una crisis creativa de la que, en sus propias palabras, esa nueva obra lo rescató.

Para vastos exponentes de la crítica especializada, se trata del mejor trabajo del director sueco, ya convertido en film de culto. 

Ingmar Bergman, quien hacia los años 50 ya era considerado un monstruo sagrado del Séptimo Arte, ganó su primer premio en el Festival de Cannes con Sonrisas de una Noche de Verano. 

Su enorme capacidad de trabajo lo llevó a montar cuatro obras de teatro por año y un film cada verano, durante bastante tiempo.

De modo que, a ese tren, poco antes de encarar el proyecto de Persona, colapsó, somatizando su angustia mediante un resfrío que se convertiría en neumonía. Una reacción a la penicilina le hizo alojar un virus en el oído interno, lo cual lo postró durante un buen período, ya que el más mínimo movimiento le hacía perder el equilibrio. 

Uno de los dilemas que lo atormentaba en tiempos de la guerra en Viet Nam consistía en interrogarse acerca de qué podría aportar como artista a un mundo en llamas.

La complicada personalidad del director lo llevaba a no alinearse políticamente, aunque la realidad se colaba en las tribulaciones de cada uno de sus personajes.

En un impasse primaveral de sus hipocondríacas auto internaciones detectó paseando juntas a las actrices Bibi Andersson - de quien fuera amante durante los años 50 - y a Liv Ullman, sorprendiéndose del parecido entre ambas.

Habituado a concebir sus personajes en base a un o una intérprete, el sueco acostumbraba a tomar apuntes sobre un cuaderno durante una estricta rutina diaria que solo contempla un día de descanso. Al cabo de seis u ocho semanas, eso se convertía en un guion.

Los primeros días de rodaje de Persona en un estudio de Estocolmo fueron espantosos. Bergman se sentía absolutamente desorientado, Andersson no retenía sus líneas de texto… Al poco tiempo, identificándose con su paisaje árido y descolorido, resolvió trasladar todo a la isla de Fårö.

De ahí salió una película íntegramente consultada con sus protagonistas.

A la manera de Gustav Flaubert con Madame Bovary, haría que Ullman - una de sus musas y futura compañera de vida -, interpretando a una actriz que ya no cree en su trabajo y decide hacer voto de silencio, representara en la pantalla su propio bloqueo.

Mientras ella calle, la enfermera que la admira y la cuida - interpretada por Andersson -, hablará por las dos.

La intervención visual de carácter experimental que introdujo Bergman al comenzar, promediar, y culminar el film, suma a la diégesis narrativa un meta relato sobre la propia naturaleza de la ficción cinematográfica. 

El resto de la belleza que logra poner en juego se debe a la prodigiosa labor de su Director de Fotografía, Sven Nikvist.

Al cabo del rodaje, la fascinación de Bergman por Ullman continuó, prescindiendo a partir de entonces de la mediación de la cámara, para vivir cinco años de idilio en la misma isla donde desarrollaran aquel trabajo.

Así, a sus 50 años, el legendario director consiguió conjurar su bloqueo creativo a través de la realización de este filme, que siempre vuelve a considerarse entre las obras cinematográficas que mereceríamos ver antes de morir. - 

 

Para aproximarse a esta obra: https://www.youtube.com/watch?v=pkhvH7HojEo 

lunes, 24 de julio de 2023

RESCATES

PARA CINÉFILXS 2.0 

BILLY WILDER

DIRIGIENDO A LAS LEYENDAS 

DEL SÉPTIMO ARTE 





















 

Billy Wilder dirigió 25 películas (entre ellas, títulos como Sunset Boulevard, Irma La Dulce, o El Apartamento) y guionó otras tantas.

Consideraba que todo guion parte de miles de ideas, nunca desde cero, pero corresponde seleccionar necesariamente las mejores. Y que, en ese trance, un director es casi como un poeta, aunque también debe ser un poco ingeniero, un poco arquitecto, y un poco contable, para completar esas 130 páginas (digamos aquí que el legendario curador de guiones Syd Field calculaba que una página de guion literario - no técnico - equivale a un minuto de acción) 

Nacido en Austria, fue bautizado Billy porque su madre había visitado el Gran País del Norte, y quedado fascinada con el actor que oportunamente interpretó a Billy The Kid.

En los años 20, residiendo en Viena, Wilder trabajó como bailarín; y más tarde, ya en Berlín, incluso colaboró como guionista en los Estudios UFA. 

En 1933 los nazis llegaron al poder y, como tantos, debió emigrar. Su destino fue EEUU, vía Paris. Allí se interesó por la cultura popular - deportes, radio - y muy pronto dominaba el idioma. La Paramount lo contrató como guionista. Uno de sus primeros éxitos fue Ninotchka, protagonizada por Greta Garbo. Su director fue otro fugado de Alemania, Ernest Lubistch, amigo y mentor de Wilder, quien trabajó con él por años, llegando a considerarlo como alguien capaz de convertir la mierda en chocolate.

Disconforme con el resultado al que arribaban sus guiones en manos de otros directores, Wilder asumió ese rol en 1942.

Estaba convencido de que en el teatro la resolución creativa era más limitada que en el cine, porque en este último quehacer el realizador podía plantar cámara en el sitio que prefiriese.

Prefería rodar rápido, y con unos pocos, pero buenos planos, a los que consideraba el recurso expresivo más potente para sacudir al público. 

Cuando se decidió a adaptar la novela negra Perdición, de James M. Cain, convocó como colaborador a otro emblema del género, Raymond Chandler. Pero ese trabajo conjunto resultó demasiado arduo, ya que Chandler se extralimitaba de su rol de guionista procurando sugerir también encuadres y movimientos de cámara.

Nunca hay que perder de vista la inventiva que desplegó el Séptimo Arte, fundamentalmente en los primeros años de su largo derrotero. Por ejemplo, en Sunset Boulevard, Wilder precisaba la imagen de un cuerpo flotando boca abajo en una piscina, detrás del cual pudiera verse asomado al grupo de policías que lo acababa de descubrir. Se hicieron varios intentos por montar la cámara bajo el agua para rodar desde un punto de vista contra cenital, pero resultaron inútiles: El líquido elemento distorsionaba el resultado final. Entonces alguien tuvo la feliz idea de colocar un gran espejo en el fondo de la piscina, y la escena se rodó con excelente resultado encuadrándola desde arriba, sin sumergir la cámara. 

El austríaco era un hombre de convicciones. En una oportunidad, la Paramount le pidió que cambiara la nacionalidad de los villanos de una película bélica para no ofender al público alemán. Wilder, que había perdido a su madre y a su padrastro en Auschwitz, se negó rotundamente, exigiendo una disculpa. Como no la obtuvo, desistió de rodar el film y se retiró de aquellos estudios. En 1945 colaboró con el Ministerio de Defensa de su país de adopción rodando un documental sobre los campos de exterminio nazis. 

Con el tiempo se volvió un erudito en la elección de sus intérpretes. Siempre decía que “hay que ser muy listo para encarnar a un idiota, y hay que estar muy sobrio para representar a un borracho”.

Vivió una gran amistad con la diva Marlene Dietrich, que había estado rodando en el frente para Joseph Von Stemberg. A nuestro director le llamaba la atención la erudición de su amiga en cuanto a qué tipo de iluminación la favorecía más, y le concedía darle instrucciones al Jefe de Iluminadores.

También admiraba cómo la actriz Audrey Hepburn era capaz de declamar con absoluta soltura las frases más intrincadas que un guion le propusiera.

Su opinión sobre Marilyn Monroe, en cambio, era sumamente negativa. La consideraba una actriz imprevisible, absolutamente fuera de control, que se movía en medio de un enjambre de asistentes terapéuticos pendientes de su salud mental, y que tanto podía recitar de memoria 8 páginas de guion como quedar bloqueada ante la única frase que le tocara pronunciar en la jornada.

Ponderaba a Jack Lemmon como uno de los actores más profesionales y perfeccionistas que le tocó dirigir en toda su carrera. Asombra la dimensión que un intérprete como ese, capaz de brillar como lo hizo en el rubro comedia, también haya logrado conmover tanto interpretando al padre del periodista secuestrado por la dictadura de Pinochet en Missing (1982, Costa - Gavras) 

Wilder disfrutaba mucho de escribir diálogos humorísticos sólidos. En Una Eva y dos Adanes hay un contrapunto verbal muy jocoso entre Tony Curtis y el mentado Lemmon, quien, disfrazado de mujer, hace gala de haber conquistado a un millonario a bordo. Esa rutina dura cuatro minutos, pero sólo insumió una página y media de guion. Porque el director era un experto en establecer el tiempo que debía mediar entre un chiste y otro, para evitar que la risa del público se solapara tapando la siguiente humorada.

El hombre sostenía que ningún film resuelve por completo la historia que narra, pero debe ofrecer un rumbo claro al espectador. Alguna vez encaró rodajes sin tener en claro la resolución del tercer acto, lo cual se complicaba si, por razones de producción, convenía comenzar por el final.  

Para ser feliz, al gran Billy Wilder le bastó con que buena parte de sus películas generaran cuanto menos media hora de comentarios después de cada función. Una recompensa bastante modesta a cambio de la obra ineludible que dejó. - 

 

Para aproximarse a este autor: https://www.youtube.com/watch?v=PNUlk7N48LA

lunes, 17 de julio de 2023

RESCATES

PARA CINÉFILXS 2.0 

EDGAR G. ULMER

EL REY DE LAS PELÍCULAS DE SERIE B










 

“La expresión ‘película de serie B’ ha padecido una gran tergiversación que puede ser objeto de error. En sus orígenes, las películas B eran la segunda parte de un programa doble. Durante la recesión, en los años 30, para que fuera más gente a las salas, los productores ofrecían dos películas por el precio de una, y los principales estudios tenían una Serie A de producciones y una Serie B. Las de la A eran grandes largometrajes, y las de la B cintas secundarias. Creo que hoy cuando hablamos de películas de Serie B pensamos en cintas de escaso presupuesto”.

Roger Corman

 

Quienes conocieron a Edgar G. Ulmer lo describieron como un maniático del control, un obseso oriundo de Checoslovaquia.

En los años 20 del pasado siglo colaboró como bildreggisseur (*) con la escenografía de varias obras célebres del expresionismo alemán, como El Golem, Metrópolis, Los Nibelungos. Alguna vez afirmó haber conocido en 1921 a Friedrich Wilhem Murnau, con quien habría colaborado en Amanecer y en Tabú, y junto a quien supuestamente inventó el concepto de “diseño de producción”. Fue de los primeros que montó una cámara sobre un carrito de bebé. Para él EEUU fue un nuevo hogar, pero nunca abandonó por completo Europa. Prefería los personajes desplazados, los páramos… Según lo afirma en entrevista con Peter Bogdanovich, trabó amistad con Eric Von Stroheim, y colaboró con Ernest Lubistch, Robert Siodmak, Fred Zinneman, Billy Wilder y Cecil B. De Mille. 

Su filme The Black Cat (Satanás, 1934) es altamente subversivo. Sus implicancias superan holgadamente al Código Hays (**) Pero por Frankenstein, los Estudios Universal invirtieron el triple, y por Drácula cuatro veces más, aunque Ulmer reunió en aquella película a las estrellas de estas dos (en foto que ilustra esta nota), y muchos la consideren entre las mejores de los años 30. El director checo no asistió al estreno, lo cual le trajo graves consecuencias ante la industria. En compensación, la joven esposa de Carl Laemmle - a la sazón director de Universal Pictures - decidió huir tras de Ulmer, perdidamente enamorada de él. Juntos, se marcharon a Nueva York. Ahí se dedicó a hacer un cine preocupado por las minorías étnicas, incluso sin recurrir a actores profesionales.

También se lo ha descripto como un rebelde, un paria, llegando a afirmar que se sentía cómodo en ese rol. Sin ir más lejos, pocas veces llegó a filmar más de dos tomas para elegir una buena.

En 1941 se trasladó a Hollywood, con la intención de filmar su versión de El Ángel Azul para la Paramount, con Verónica Lake. Pasado el tiempo, el proyecto se hundió. 

Después de ese revés se confinaría en Poverty Row (la zona de los estudios pobres) para realizar allí una gran cantidad de filmes de bajo presupuesto. Según su hija, ese fue el período más feliz de su vida. 

Para Wim Wenders, Vera, la heroína de Detour (El Desvío, 1945), indudablemente alimenta los castings de Tarantino. 

Era capaz de sacar una buena obra prácticamente de la nada. Sin dinero ni tiempo. Ulmer influyó en gran medida en los cineastas independientes”, afirma Bogdanovich. 

En las escuelas de cine se enseñan ciertas cosas. Pero la obra de Ulmer no es una de ellas”, agrega Joe Dante. 

Una dimensión cabal de su arte bien puede encontrarse en Man from the Planet X, totalmente rodada en medio de una espesa niebla… porque carecía de escenografía. 

Sin embargo, Ulmer no fue un segundo Ed Wood Jr. Todo lo contrario. Se afanó por introducir en todas sus obras a Fausto o a Hamlet, e hizo prodigios con recursos casi nulos.

Su estrella se fue apagando a lo largo de los años 50, sin que lograse conmover a Hollywood.

Murió convencido de que sus entre 60 y 80 películas desaparecerían con él, porque ningún archivo cuidaría de sus copias. Pero su hija dedicó siete años a reunir toda esa obra.

Difícilmente lleguemos a saber a ciencia cierta si Ulmer en verdad trabajó con los notables directores con que aseguró haberlo hecho, o solo fue un inmigrante solitario y relegado que trató infructuosamente de acceder a la Fábrica de los Sueños por la puerta grande.

En cualquier caso, una leyenda siempre brillará más que una historia. -


(*) Director de Fotografía


Para aproximarse a este autor: https://www.youtube.com/watch?v=eXmPij6cNQ8

 

 

 

 

lunes, 10 de julio de 2023

RESCATES
PARA CINÉFILXS 2.0
 

ABEL GANCE

“EL MÁS GRANDE VISIONARIO DEL SIGLO XX” (*)

Hay que entender bien el sentido profundo que pongo en estas palabras. Es necesario que este film nos permita entrar definitivamente en el Templo de las Artes por la puerta gigantesca de la Historia. Una angustia indecible me atenaza al pensar que mi voluntad y el regalo de mi vida misma, no son nada si ustedes no me aportan, todos, una dedicación a cada segundo. Vamos, gracias a ustedes, a revivir la Revolución y el Imperio. La tarea es inaudita. Es necesario encontrar en ustedes la llama, la locura, la fuerza, la maestría, y la abnegación de los soldados del Año II. La iniciativa personal contará. Quiero sentir viéndolos en esto un oleaje que puede arrastrar todos los diques del sentido crítico, por lo que ya no distingo, de lejos, entre sus corazones y sus gorras rojas. ¡Rápidos, locos, tumultuosos, gigantescos, atrevidos, homéricos! Con pausas, con momentos culminantes que hagan más terribles los silencios. ¡Así, vivan la Revolución! ¡Esa yegua desbocada! ¡Y entonces… un hombre… que la mira a la cara, que la comprende… que quiere servirla para el bien de Francia y que, bruscamente, salta sobre ella, la toma de las riendas, y poco a poco la calma, para hacer de ella el más maravilloso instrumento de gloria! La Revolución y su risa de agonía, el Imperio y sus sombras gigantescas, el Gran Ejército y sus soles, es responsabilidad de ustedes recrear esas figuras inmortales. Mis amigos… todas las pantallas del mundo los esperan. ¡A todos! Colaboradores de todas clases. ¡A todos! ¡Protagonistas, secundarios, operadores, pintores, electricistas, maquinistas! ¡A todos! ¡Sobre todo a ustedes, humildes extras, que tendrán la pesada carga de recuperar el espíritu de sus antepasados y dar con espíritu unido la faz formidable de Francia entre 1792 y 1815, pido, mejor exijo, el olvido total de mezquinas consideraciones personales y una devoción absoluta! Solamente así, servirán piadosamente a la causa, ya ilustre, del más hermoso arte del futuro, gracias a la más maravillosa de las lecciones de Historia”:

Proclama de Abel Gance al equipo de rodaje (1925)

 

Estudiado desde 1921 leyendo todas las obras que lo involucran, particularmente el trabajo de Élie Faure (“en su Napoleón - explica el director galo - está el fuego que traigo desde las profundidades de la Historia”), según lo detalla en su diario personal, escribe el guion desde la mañana del domingo 16 de noviembre de 1924 (siguiendo el principio de Saint Beuve: “Llegar a la verdad del conjunto por la inexactitud del detalle”) luchando contra un lumbago terrible. Esa noche lo comenta en una cena con el poeta Blaise Cendrars

Del 4 al 11 de diciembre trabaja sin descanso, casi día y noche, y termina el tercer guion, plenamente satisfecho. Se basa en Memorias de ultratumba de Arthur Levy, Memorial de Santa Elena de Esparbés, Marco Saint-Hilaire, Stendhal, Hugo, y Balzac. Decide conservar la idea popular del héroe según los grabados de época. 

El 2 de enero pide 1500 Francos como adelanto de febrero. No le dan seguridad. Para el casting prueba al intérprete clásico Lupu Pick. No le convence, pero el actor monta en teatro el guion que Gance aún no consigue filmar. Prueba luego a Edmond Van Daële, pero lo consagra al rol de Robespierre. Prueba a René Fauchois, al comediante ruso Ivan Mosjoukine y a Albert Dieudonné, quien desea el papel con todas sus fuerzas, y sorprende al director presentándose vestido como Napoleón en el Castillo de Fontainebleu, lo que le adjudica definitivamente jugar ese rol. El actor ruso Vladimir Roudenko interpretará al Bonaparte joven. Alexandre Koubitzky será Dantón. El dramaturgo Antonin Artaud le pondrá rostro a Marat. Gina Manés será Josefiina. La debutante Suzanne Charpentier - rebautizada Annabella por el director, en homenaje al poema Annabel Lee de su admirado Edgar Poe - interpretará a Violine. El propio Gance encarnará a Saint Juste. 

Las secuencias de juventud se ruedan en Brianҫon. Gance recluta a los cadetes de la Escuela Militar de Brienne entre párvulos de la región. En esa locación prefigura el destino de un héroe que, al comenzar el filme, tiene solo 14 años. La cámara del operador Kruger invade el espacio escénico realizando incontables proezas: sube, baja, rueda, patina sobre un trineo. Gance encarga una cámara capaz de girar 360°, e incluye un ascensor para travellings verticales. 

El miércoles 31 de enero a las 4:52 se da la primera vuelta de manivela.

Hay dos clases de música. La música de los sonidos y la de la luz, que no es otra que el cine”; dice Gance.

“La realidad es insuficiente (…) La vida reflejada en una pantalla es mucho mejor que fuera de ella”; arriesga. 

En los momentos de paroxismo del personaje, llega a superponer 16 imágenes sobre el mismo negativo.

Rueda en el plató de Billancourt (Francia) y estrena en 1927 (el año del sonoro), a Triple pantalla / Polivisión. 

Su obra cumbre se reestrenará en los 80s, en los Festivales de Telleuride, Londres, y New York.

A continuación, en Los Ángeles, Roma, Tokio, y París se exhibirá una versión de casi 5 hs.,  reconstruida por el inglés Kevin Brownlow, con la colaboración del British Institute y de la Cinemateca Francesa.

Abel Gance muere en París el 10 de noviembre de 1981. Habiendo realizado un sinnúmero de otras películas, nunca dejó de reeditar su Napoleón en pos de una versión capaz de conmover a los ángeles.-

 

(*) Definición del dramaturgo belga Maurice Maeterlink.

 

  

lunes, 3 de julio de 2023

RESCATES

PARA CINÉFILXS 2.0

SIGLO XXI

VIGILIA DE CÁMARAS














 

“El sentido está antes de cualquier producción discursiva”

Algirdas Julien Greimas


“El cine como instrumento y medio de expresión estética es,

por supuesto, un lenguaje; y cada lengua tiene su gramática.

Pero primero es necesario el ejercicio espontáneo

y a la vez trabajado de la expresión para que finalmente puedan detectarse los códigos,

las constantes, las reglas.

Sería una verdadera monstruosidad que lo que esté por venir,

antes de poder expresarse, tuviera que someterse

a todos esos códigos y reglas”. 

Fernando “Pino” Solanas 

 

Lenguaje y lenguas: Cine y cinematografías 

El ser humano, tomado en un determinado momento de su propia historia, encuentra a su mundo circundante constituido como un universo de signos. En virtud de la función derivada de su facultad semiótica, le resulta natural significar cuanto le rodea, o sea, transformar a su universo externo e interno en signos. Mediante esta modificación de su entorno (al cual el animal, utilizando otra vía, se adaptaría), lo transforma en objeto de conocimiento y, así, su intervención consiste en la elaboración de una específica artificialidad. La práctica de su humanidad en el mundo consiste en elaborar esas veladuras de lo real, mediante las que se aliena definitivamente de lo natural y genera un ámbito específico a su naturaleza: el ámbito de la significación. El hombre, mediante esta actividad de transformar a lo natural en signos, resulta ser naturalmente artificial.

Desde hace 128 años, el cine figura entre los principales instrumentos de producción de conocimiento que ha creado. Podría decirse que su lenguaje fue gestándose accidentalmente: La osadía de Proemio - corresponsal de los hermanos Lumière - montó tempranamente su cámara sobre una góndola en Venecia, y así, inadvertidamente, descubrió uno de los movimientos más bellos y descriptivos del Séptimo Arte: El travelling. Cuenta la leyenda que a Georges Meliés se le trabó la manivela de su cámara en una avenida parisina mientras registraba el tránsito vehicular. Las cosas sucedieron de tal suerte que, cuando logró solucionar el desperfecto, a continuación de la carroza nupcial que filmara imprimió otra, pero fúnebre. Cuál no fue su sorpresa cuando, revelado el filme, se produjo la mágica y siniestra sustitución.

Las ataduras al último paradigma del espectáculo, el teatro, mantuvieron a estos pioneros en una infancia de la mirada cinematográfica. Al lenguaje en cuestión lo enriquecieron los curiosos y los audaces. Con aquel primigenio travelling de Proemio Orson Welles exploraría luego la más verosímil de las tomas: el plano-secuencia. Y, con la yuxtaposición accidental producida por El Mago de Montrèuil, Eisenstein desarrollaría más tarde su teoría sobre el Montaje de Choque. Luego, hacia los revulsivos 70s, en esta remota latitud que nos tocó en suerte, el brasileño Ruy Guerra sostendría que acaso el plano secuencia sea el recurso expresivo que mejor representa el timing cultural de los nostramericanos. Y hace unos pocos años, apelando a los incontables recursos que hoy ofrece la post producción digital, nuestro Fernando “Pino” Solanas renovaría los planteos eisenstenianos construyendo las tragicómicas e inolvidables secuencias de los parlamentarios “levantabrazos” y los gremialistas “besuqueiros”, en su imperdible documental Memoria del Saqueo.

 

Diciembre 2001: Documental y barricadas

Cuando miramos develamos o desvelamos: quitamos los velos o el sueño. Ser objeto de mirada es como andar desnudo. Cuando alguien nos mira ejecuta en nosotros una expoliación. De alguna manera, a eso se dedica el documental cinematográfico, género de sólida tradición en nuestro país, donde la crisis del modelo neoliberal produce - hacia fines del año 2001 - un significativo levantamiento popular y su consiguiente cuota de represión. Ya nada volverá a ser igual en la cultura de los argentinos: Si el Nunca Más al genocidio había conquistado importante terreno en la conciencia de las mayorías, desde entonces comenzaría a tomar forma el Nunca Más al saqueo. Una nueva generación de cineastas y estudiantes formados en la era de las nuevas tecnologías recurriría a su mayor funcionalidad y accesible costo y - motorizada por la violenta reaparición de la política y la historia en la escena nacional - se sumaría a las camadas ya experimentadas registrando un sinnúmero de versiones de lo acontecido por aquellos días. Para entonces, en el mundo entero el documental apelaba a múltiples formatos y estrategias discursivas. Acaso Bowling for Columbine, de Michael Moore, con sus pasajes de comedia, videoclip, o animación, sea un buen ejemplo contemporáneo de la superación de la falsa dicotomía fundante Lumière - Meliès; fenómeno que en nuestro medio acaso expresan trabajos como La Guardería, de Virginia Croatto, que recurre al fotomontaje y la animación digital de grafismos infantiles para construir uno de los mosaicos vivenciales más originales y emotivos que se haya realizado hasta la fecha sobre la militancia montonera.

Para revisar el indisimulable impulso adquirido por el documental argentino en los últimos años cabría formularse por lo menos tres interrogantes:


. Cuál es el escenario en cuestión

Aquí vale la pena recordar que el nuestro era un país bajo sospecha, sumido en una profunda crisis de credibilidad basada en la visible ruina económica a la que nos llevó una clase dirigente vitalicia y leal a los postulados del modelo liberal -monetarista impuesto por el ministro de economía de la dictadura José Alfredo Martínez de Hoz. Tomando como referencia la emblemática pantalla televisiva, las representaciones de lo real se repartían entre el tratamiento naturalista de algunas producciones nacionales de ficción moderadamente audaces, y una obscena construcción de las noticias que llevó a los informativos de entonces a soportar uno de los ratings más bajos de su historia (hecho que propició - en su auxilio - la salida al aire de numerosos magazines de investigación basados en denuncias más o menos resonantes) Si el cine de consumo masivo competía con esa andanada de realismo que circula por la TV a la hora de construir sus ficciones, parece plausible la apuesta del documental como género, como si se apostara a desmontar el mecanismo de la puesta en escena de la realidad. No porque deje la “realidad” (o lo que pueda entenderse que este término significa hoy) de lado. Por el contrario, se acecha a la realidad en sus costados más singulares, más escondidos, sean del presente o del pasado, y se la expresa desde sus rasgos más conmovedores y dramáticos.

 

. Quién es el que mira

Una nueva generación, ávida de respuestas negadas - y consagrados predecesores que no resistieron la tentación de volver sobre sus pasos -, inundó las calles cámara en mano por aquellos días. Su público potencial era una sociedad lastimada y descreída, que ya no estaba dispuesta a tolerar más engaños. Entonces el pueblo movilizado reconquistó su derecho a escuchar otras voces, a apreciar otras imágenes. Salvo escasas excepciones, los jóvenes realizadores descreyeron de los cánones conductistas y didactistas del documentalismo militante de los 70s y se asomaron a esa realidad candente desde una mirada perpleja (como la que exhibe María Inés Roqué en Papá Iván, interpelando a su padre muerto en combate; o Albertina Carri en Los Rubios, rearmando el rompecabezas de sus padres con retacitos de una memoria esquiva), inaugural (como la que ensayara el Grupo Ojo Obrero en Piqueteros, Carajo!, aventurando la caracterización de la etapa como pre insurreccional) o indagatoria (como la de Adrián Jaime en Los Perros, que revisara la conducta de los ex combatientes del ERP logrando momentos de entrañable intimidad) En la mayoría de los casos, la constante es no aceptar versiones de la historia “a libro cerrado”.

 

. Quién es el mirado

Acaso la evolución del documental sea también la de la tensa relación observador - observado. Si en los albores del género Flaherty se enfrenta a Nanook con ojos de entomólogo, a mediados del Siglo XX Joris Ivens se consagra como uno de los primeros corresponsales de guerra con mirada de autor, inaugurando un vínculo paritario con los protagonistas de su obra, que avanzará en los 70s hacia el predominio del sujeto social, como ocurriera en nuestra geografía con El camino hacia la muerte del Viejo Reales, de Gerardo Vallejo. A lo largo de dicho derrotero, en nombre del oprimido y de las víctimas de la injusticia se han producido muchos panfletos pretendidamente “populares”, pero que en realidad no lo son; a lo sumo podría hablarse de paternalismo expresivo, usurpación de la palabra o sustitución del protagonista. De allí que el conocimiento del lenguaje y sus recursos expresivos es indispensable en el trabajo del documentalista para encontrar el mecanismo comunicativo que logre sensibilizar y a partir de allí organizar un conocimiento reflexivo del tema, evitando la doble sustitución del protagonista, que se produce cuando el realizador, además de intérprete del protagonista, se convierte en traductor de la mirada de un tercero. Pero, a decir verdad, salvo en contadas ocasiones, la mirada de Flaherty ha quedado en el camino. Ahora buena parte de los realizadores trabaja sobre el urgente tema de la exclusión social, codo a codo con sus víctimas; o bien revisa severamente a la generación de sus padres, a distancia considerable de montarle un pedestal. Acaso una de las novedades más singulares de esta etapa estribe en la búsqueda de un nuevo lugar donde posicionar el YO del documentalista, que comienza a aparecer cada vez más a menudo delante de cámaras y mezclado entre los protagonistas de su historia.

 

Impacto de las nuevas tecnologías en la representación de lo real

Hacia la última década del siglo pasado el paradigma informático se impuso definitivamente sobre la producción audiovisual, brindando impensables posibilidades a la circulación de la verdad como a su tergiversación. Paradojalmente, la tecnología en cuestión ofrece tanto la oportunidad de que un hecho se convierta en acontecimiento público con absoluta inmediatez (ej. remisión inmediata - vía WhatsApp - de fotografía digital hacia cualquier terminal del planeta), como de que una diva de TV se transforme en un nuevo Dorian Gray producto del Photoshop. En el marco de la cultura escópica imperante, el razonable costo de los nuevos equipos, diseminados entre cada vez más usuarios, está creando fenómenos dignos de atención: Si existe en nuestros archivos una sola - y trajinada - versión cinematográfica del 17 de octubre de 1945, hoy contamos con un sinnúmero de registros audiovisuales del “Argentinazo” del 2001. Y cada uno de ellos - obviamente - supone una subjetividad particular sobre el acontecimiento documentado. ¿Qué ha sido, en tanto, de aquel legendario plano -secuencia de Orson Welles? Alexander Sokurov lo ha dejado en el olvido filmando con su DVCam El Arca Rusa en una sola toma de dos horas. El sueño vertoviano del kino-glass, un registro de la vida en tiempo real - y con un mínimo de manipulación -, ya es tecnológicamente posible. Sólo resta redoblar la apuesta por una ética que reúne antecedentes insobornables, y evitar la solitaria tentación del cine autógrafo para sumirse una vez más, construyendo un discurso colectivo, en la marea irrefrenable en la que navegan los verdaderos constructores de la Historia.

 


La trabajosa construcción del "Nosotros" o

EL REPOSO DEL BOTÓN DE PLAY

Apuntes sobre la mirada documental y el nuevo movimiento social
 

No es sencillo llegar a Roca Negra, el predio de algo más de una manzana de extensión situado en Lanús, que la Asociación Madres de Plaza de Mayo cedió a los MTDs. El Movimiento de Documentalistas arribó temprano, a media mañana de un día gris que más tarde se solidarizaría con el evento donando un poco de sol. Gentilmente recibidos por el encargado, que semblanteaba a los concurrentes desde una cabina, atravesamos un largo sendero pedregoso hasta dar con el galpón mayor - hay un par más - en el que pronto habría de inaugurarse la Ronda de Pensamiento Autónomo prevista para el primer sábado de cada mes. El espacio que albergaría a los más diversos protagonistas de una política alimentada al calor del "Argentinazo" de diciembre 2001, que crece al margen de cualquier prebenda estatal, se nos reveló enorme y algo penumbroso, sólo iluminado por la difusa luz verdosa que atravesaba las estrechas hileras de vidrio del techo, y por el estilete de algún rayo de sol capaz de perforar los viejos chapones. Gracias a la humareda que preludiaba dorados choripanes, la atmósfera daba la textura de un filme de Pino Solanas. Pero estaba en condiciones de exigirle rendimiento extremo a cualquier fotómetro. Ya los modestos puestos de las agrupaciones concurrentes comenzaban a circundar el lugar, en amplio arco presidido al frente por un enorme palco al que trepaban los más pequeños, y a exhibir productos artesanales, fruto de múltiples microemprendimientos productivos. Una constante: la cartulina manuscrita con fibrón, y la recurrente evocación de Darío, Maxi, Javier Barrionuevo (víctima de un gatillo fácil) o mártires más anónimos que cada barrio tiene. Allá al fondo, el puesto de un "Teatro Piquetero" que organiza la "Cantata Popular Darío Santillán". "Que nuestros focos se enciendan en cada función con la eficacia de un corte de rutas", la consigna de rigor. Títeres, dulces caseros, y pan de igual origen para probarlos. Comunidades mapuches representadas con atuendo ancestral. Mesa de Escrache Popular prometiendo visita - para el 28 de junio a las 14 hs - al "Gordo" Enrique Braulio Olea, domiciliado en Iberá 3520 PB. Asamblea Popular de Olivos (señora paqueta y solidaria que recibe con un beso la visita de Teresa Parodi) diciembre 2001 y Puente Pueyrredón en llamas, en las fotos del colectivo "Argentina Arde". La gente de Indymedia obsequia la hoja "Indymedia argentina, Especial 26 de junio", que reza "cada persona es un corresponsal", y vende el periódico 19/20 (una amiga fotógrafa llega con retraso a cronicar el evento y se prescinde de su labor debido a sus últimos faltazos: el militante full life sanciona al que trabaja) El Movimiento de Unidad Popular de La Plata muestra vecinos pobres entre los más pobres. El MTD de Guernica vino con Elisa al frente. En los actos la llaman Vicky. En 1985 no votó, durante la Pascua Alfonsinista le mataron su compañero en Villa Martelli, en 1989 tampoco votó... Elisa nunca vota, siempre trabaja por sus compañeros. Las compas del MTD de Solano venden caretas multicolores de cartapesta, floreros construidos con envases plásticos de agua mineral, y su periódico "El Pikete". Un afiche habla de la ladrillera "Darío Vive". Al MTD Aníbal Verón le compran como pan caliente, a cinco pesos el ejemplar, el libro "Darío y Maxi, dignidad piquetera", que promete una investigación sobre el gobierno de Duhalde y la planificación criminal de la masacre del 26 de junio en Avellaneda. Al lado, Pancho Ferrara atiende su propio puesto familiar. Es sicólogo y ejerce la docencia en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Hoy ofrece a diez pesos su libro “Más allá del corte de rutas", una aguda reflexión sobre la lucha por una nueva subjetividad. Un centinela de alrededor de veinte años escruta el humeante paisaje de El Jagüel a torso descubierto, rostro embozado, y palo en ristre, el último 6 de febrero, desde la fotografía en que lo congeló Olga Morales, artista de la Asamblea Popular de San Telmo (Plaza Dorrego), que hoy vende a diez pesos sus elocuentes trabajos enmarcados en paspartú. "Recordar, del latín recordis: Volver a pasar por el corazón", dice la consigna del Taller Popular de Serigrafía, en el que los concurrentes pueden grabar sus remeras gratuitamente. Ahora alguien bate palmas y, poco a poco, un puñado de gente - no los más indigentes sino los activistas de aspecto más progre - se nuclean en torno a un fogón imaginario, de pie, sentados en tablones, o bien sobre el propio piso de hormigón. Cuesta escucharse, sin micrófono y entre el bullicio. Irrumpe una murga sonando sus redoblantes. Un compañero de alrededor de 60 años, semejante a un Einstein de aspecto militante, nos da la bienvenida enfundado en anorak verde oliva. Dice que aquí nadie es más que nadie, y que todos pueden hablar con sólo respetar su turno. Propone revisar las alternativas de la que bautiza como "primavera progresista del país". Lo rodean muchos jóvenes de ambos sexos que se pasan un mate de mano en mano; congeneracionales que eludieron a los matarifes del 76 y ahora toman nota; y muy poquitas señoras de barrio, de tez cobriza y aspecto aindiado, atentas pero sumidas en un silencio ancestral. Toma la palabra otro compañero de la misma edad que el que nos convocó, e ignorando el temario propuesto, se presenta como miembro del Centro de Estudios Económicos y Sociales, y convoca al Encuentro Nacional del Movimiento de Amistad y Solidaridad Argentino Cubano, a celebrarse el 26 y 27 de julio en Lomas de Zamora. Descubre que para hacerse oír por todos los presentes debe ir girando democráticamente. Se propone y se desestima corrernos a otro sitio con menos barullo. Ahora es Moira Millán quien habla, una joven y avispada dirigente mapuche, muy carismática, que se pronuncia contra el remate de la Patagonia y subraya diferencias con el Movimiento Campesino (no se trata de pedir parcelas para hacerlas producir sino de recuperar todo el patrimonio arrebatado desde la Conquista del desierto) Reivindica la diversidad cultural y denuncia la persecución de la que su comunidad es objeto. Reseña la marcha de 25.000 personas contra la multinacional minera Meridian Gold. Propone avanzar hacia una nueva lógica de la organización social que recoja nuestras tradiciones milenarias, y se declara ofendida por la categoría de Latinoamérica, defendiendo enfáticamente la de Indoamérica (aplausos) Y concluye sentenciando que no entregarán sus montañas, porque en ellas se resume su identidad. Una maestra rechaza el concepto "sectorialmente posesivo" que pretende hablar de "nuestras montañas", nuestra parcela, o nuestro lugar, abogando por lo que se debe reconquistar para toda la comunidad. Un dirigente de Zanón produce el discurso más orgánico y politizado, augurando con desmesurada gesticulación un tiempo en que habrá de abolirse el dinero. La ronda se da por concluida hasta el mes entrante. Y se pasa a los talleres, de "Autogestión de la salud", "Economía Solidaria y Cooperativismo", "Represión y Derechos Humanos", etc. Nuestros amigos del lugar se aprestan a registrar fotográfica y videográficamente el acontecimiento, manipulando - en la mayoría de los casos - infraestructura prestada, y deslumbrados ante la sobreabundancia de estímulos. Una compañera carga su videocámara digital y expresa su compromiso de registrar lo que sucede para enviar esas imágenes a una comunidad aborigen del sur, de algún modo manifiesta una vocación autoral, pero de corresponsalía. Otra compañera exhibe con orgullo la portentosa cámara Nikon que - según trasciende - usada le costó mil pesos. Se empeña en aclarar que sólo la operará la dueña. Otro compañero maneja la segunda videocámara digital. Dice que grabará detalles. Se la prestó una francesa que le impartió esa consigna. Su material integrará después un documental mayor, a editarse en Europa. La mirada de los MTDs no da el presente. Conversamos con Andrés Fernández, dirigente de Solano que confirma y comparte nuestra preocupación: El entrismo militante registra todo y edita lo que quiere. El compañero objeta duramente a aquellos documentales que reducen el sentido de su lucha al corte de rutas, obviando - por ejemplo - la rica experiencia de los proyectos productivos. "Para qué exponernos a ser demonizados como violentos irracionales", se pregunta. Y nosotros pensamos que, para mostrarnos, primero debemos saber quiénes somos. Entonces no nos arrepentimos de haber dejado dormir nuestra videocámara en el baúl del auto que nos trajo, por esta vez. Porque el verdadero documentalista observa primero atentamente el terreno en el que habrá de moverse, sacrificando la tentación siempre presente de inmortalizar lo que acontece, en función de interpretar y respetar las reglas específicas de sociabilidad. A eso se abocó el Movimiento de Documentalistas. A indagar el lugar de ese nuevo "nosotros" en lenta gestación. La tarea de descubrir y plasmar una palabra, una imagen verdadera, es larga y recién empieza. Pero allá vamos. Al caer la tarde todas las redes estaban tejidas. A lo largo de una jornada completa, los ninguneados durante un cuarto de siglo de cultura martindehocista habilitaron sin pedir permiso un espacio de dignidad, y se sintieron orgullosos de haber resuelto diseñar su propio destino. Una pre adolescente cuya cálida sonrisa nos despide contagiando fe, exhibe sobre la musculosa que remarca un busto incipiente el grabado de Darío Santillán sonriente y abierto al abrazo, debajo de la foto se lee "Ni muerto me detendrán". Olga, la fotógrafa que congeló tanta joven esperanza nos dice: "Tiene catorce años, la cruzo en todas las marchas”. - 

Jorge Falcone


Irrupción de lo privado en la esfera pública

“… actualmente, por el peso social que tienen los medios, todo el mundo está obsesionado con ser un reporter de todo lo que pasa. Hay como una invitación implícita a que si algo sucede fuera de nuestra ventana, nos asomemos y lo grabemos, para ponerlo después al aire”.

George A. Romero,

director del notable film “Diario de los muertos”

 

“El 90% de todo es basura”

Theodore Sturgeon,

autor de la novela fantástica “Más que humano”.

  

La última década del Siglo XX se inauguró con el desencanto de la utopía planteada por el socialismo real y la más generalizada desconfianza en la dirigencia política mundial. El impacto del descrédito por la cosa pública en favor de la privada no tardó en operar cambios notables: En el terreno de las ciencias sociales, el tradicional estudio de las epopeyas históricas cedería paso a una atenta consideración de la vida cotidiana en la recámara de sus protagonistas (sin ir más lejos, filmes como El Perro Negro: Historias de la Guerra Civil Española, de Péter Forgács recurre a la cinematografía familiar de dos personas alineadas en bandos antagónicos, para radiografiar elocuentemente el modus vivendi de los sectores en pugna); en el espacio mediático surgirían géneros híbridos destinados a paliar la gran anomia social, permitiendo al espectador asomarse a la intimidad del hombre o la mujer comunes como si la pantalla televisiva actual fuera una ventana que da a la casa del vecino. De buenas a primeras, la exclusiva y aparatosa herramienta tomavistas que registrara hace más de un siglo el arribo de una locomotora acromática y silente a la estación de Lyòn, de la mano de la Revolución Tecnológica ingresa al Siglo XXI convertida en un pequeño dispositivo capaz de capturar imágenes policromáticas, sonoras, instantáneamente exportables, cuasi imperecederas. Y todas esas capacidades… portables en la cartera de la dama o el bolsillo del caballero.

 

Una comunidad “en el lugar de los hechos” 

Efectivamente, en la iconósfera que nos toca, todxs registramos todo: El socialero que inmortaliza un cumpleaños de 15 hoy construye su relato a partir de la primera ecografía, así como el combatiente suicida minutos antes de reunirse con Alá se despide ante una cámara de la pequeña hija que no ha de conocerlo. El adolescente aburrido graba a la salida de su colegio el linchamiento de una compañera a manos de otras que la consideran excesivamente bella. El amante preciado de sí mismo envasa un apasionado encuentro sexual con su novia tan atento al ritmo amatorio como al encuadre de la web cam. El vecino paranoico graba y cuelga de la web granizos desopilantes, nevadas inesperadas, tornados que arrasan su barrio… no da abasto para capturar el variado espectáculo que ofrece el  Apocalipsis ambiental en curso. El docente en huelga registra en las rutas patagónicas el derrumbe de un colega fusilado por la gendarmería y ofrece su testimonio como prueba irrefutable. El intendente de una paqueta localidad balnearia, judicialmente comprometido por un video que lo exhibe consintiendo sobornos, ha visto Mentiras que matan, de Barry Levinson, y aduce por ende que alguien lo agregó en la cinta. El dúo portorriqueño de reggaetón Calle 13 advierte en sus canciones a la policía que se cuide de cometer excesos… porque ahora el pueblo la enfrenta blandiendo un celular.

Y, como en un juego de espejos múltiples, el Séptimo Arte recoge el guante y lo narra. En la saga española de sci fi REC los protagonistas no conciben la posibilidad de enfrentar la epidemia que cunde sino a través del objetivo de una handy cam. Lo propio ocurre en la celebrada Diario de los muertos con un grupo de jóvenes que decide documentar la última plaga de zombis. Y otro tanto en la singular Cloverfield, irrupción de una criatura depredadora y colosal en la vida de un grupo de yuppies de Manhattan acostumbrados tan sólo a la estabilidad. En todos estos ejemplos la constante es: Apocalipsis y botella al mar dirigida “a quien corresponda”.

Pero la multiplicación de puntos de vista que media entre la única versión audiovisual del asesinato del presidente Kennedy y las decenas de grabaciones realizadas durante el 11-S, con marcar una tendencia democratizadora, no necesariamente garantiza la emergencia de nuevos relatos. En la era de los multimedios y la extrema concentración del capital, el poder goza de plena hegemonía discursiva

En nuestra latitud, al relato que sostiene que “de Alfonsín a Macri Argentina evoluciona hacia su definitiva institucionalización y desarrollo” sólo se le oponen unas pocas voces marginales (en su mayoría portales de Internet como Tramas, Contrahegemonía, o Resumen Latinoamericano)

Una paradoja digna de atención es que, bajo la monarquía de las imágenes, el auge del blog (bitácora digital) vuelve a entronizar las palabras. Abundan especialistas que sostienen que si Vietnam fue una “Guerra de la TV”, las del presente son “Guerras de los blogs”, ya que circulan en dicho universo muchas opiniones discordantes con el discurso hegemónico. También proliferan voces críticas: “No sé si la gente está preparada para tener a un millón de bloggers dando sus puntos de vista sobre todo lo que pasa. Lo que me parece peligroso es que muchas veces se trata de pura opinión, que pasa por información”; agrega el director de cine George A. Romero, empedernido detractor de la blogósfera. En Argentina, desde que cambiamos de milenio, parecen multiplicarse más discípulos de Raymundo Gleyzer que de Rodolfo Walsh.

 

Muerte y resurrección del documental

En efecto, el auge del audiovisual de carácter documental que se registra en nuestra latitud desde la crisis de 2001 ya ha insumido mucha tinta y papel a los especialistas. Y a los devotos del género viene ofreciéndonos alternativas tan variadas como el DocBas o el DerHumAlc, por nombrar un par de eventos especializados. Por su parte, la aparición de ciclos (como Ficciones de lo Real, que emitiera la TV Pública a cargo de Alejandro Fernández Mouján y Pablo Reyero) o canales específicos (como Encuentro, dependiente del Ministerio de Educación y fundado por Tristán Bauer) también viene a ratificar la revalorización de esta particular mirada cinematográfica tan comprometida con la projimidad.

Ahora bien, ante la vigilia de cámaras descripta y la creciente apertura de espacios informativos habilitados para que el ciudadano de a pie se erija en un activo centinela del presente… ¿qué lugar corresponde a los abnegados realizadores que adoptamos el quehacer de testimoniar la suerte de los otros como una profesión? Tal vez el de multiplicar espacios donde profundizar este debate, así como circuitos - físicos o virtuales - aptos para dotar de un público cada vez más numeroso a nuestras producciones. Resumiendo: Ante una globalización imperial culturalmente homogeneizadora, nuestra función pasa más que nunca por disputar el sentido de los relatos que circulan, apuntando a fortalecer la conciencia organizada de los pueblos y su moral de lucha por la transformación social.

Si la funcionalidad y el abaratamiento de costos acerca cada vez más la handy cam y la note book al hombre y la mujer comunes, el desafío de la hora será que quien los manipule se convierta en el Guamán Poma de Ayala digital. El Cronista de Indias de un siglo nuevo, en pos de una verdad tan antigua como la humanidad.-


Biblio - videografía de consulta

FALCONE, J. (2008), en Poetizar la realidad. Un camino hacia el cine documental, EDUCO, Universidad Nacional del Comahue, Neuquén, pp. 133 - 162.

Disponible en:             

http://books.dpfiles.ru/Poetizar+la+realidad+%3A+un+camino+hacia+el+cine+documental+Jorge+Falcone.+Jorge+Falcone.

 

MIRRA, MIGUEL (2012), Darío Santillán. La dignidad rebelde. 

Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=Xm4rG__XTc0&t=90s


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