RECOMENDACIONES
El Gatopardo
“QUE TODO CAMBIE PARA QUE TODO SIGA IGUAL”

Desde una cinefilia de alma, se hace bastante difícil permitirse abrevar en una nueva versión de alguna obra literaria ya convertida en clásico del Séptimo Arte, como ocurre en el caso que nos ocupa con la suntuosa adaptación de 1963, dirigida por el recordado Luchino Visconti, y co escrita con guionistas de primera línea, tal el caso de Suso Cecchi d'Amico, o Pasquale Festa Campanile, a lo que se sumó un elenco del nivel de Burt Lancaster, Claudia Cardinale, y Alain Delon, lo que de por sí da cuenta de su nivel de excelencia.
Bien puede que se trate de un error, pero nos ha producido la misma reserva asomarnos a otras reversiones semejantes, como Sin Aliento (1983, Jim Mc Bride), Perfume de Mujer (1992, Martin Brest), o Psicosis (1998, Gus Van Sant), acaso por un excesivo apego a tándems tan potentes como Godard - Belmondo, Rissi - Gassman, y Hitchcock - Perkins.
La serie de Netflix que ahora nos ocupa, vuelve a sumergirse en la única novela escrita por Giuseppe Tomasi di Lampedusa (Palermo, 23 de diciembre de 1896 - Roma, 23 de julio de 1957), escritor italiano que la contextualizó durante el proceso de Unificación de su país de origen. A partir de esa obra, gatopardismo se ha convertido en un adjetivo utilizado para definir el cinismo con el que los partidarios de un antiguo régimen se amoldan a los inevitables cambios de época, a fin de conservar privilegios, conducta que el texto de origen sintetiza con la frase que titula esta nota.
Su trama narra las vivencias de Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, y su familia, entre 1860 y 1910, en Sicilia (Palermo y Palma di Montechiaro) Y el título se refiere al leopardo jaspeado o serval (en italiano, gattopardo) que aparece en el escudo de armas de la familia Salina, integrante de la aristocracia del siglo XIX, atrapada en una vorágine de cambios sociopolíticos. El padre de esa familia de noble alcurnia siempre ha vivido rodeado de belleza y privilegios, pero a medida que la unificación italiana se va consolidando y la clase social que integra ve amenazada su posición, advierte que el futuro de los suyos corre peligro. Para evitarlo, se ve obligado a forjar nuevas alianzas que pondrán a prueba todos sus principios.
En medio de un exuberante universo ficcional inspirado en hechos reales, emerge la figura histórica de un personaje controversial como Giuseppe María Garibaldi, militar, revolucionario, patriota, y político italiano que alguna vez hasta fuera general en las tropas lideradas por Francisco I. Madero durante el inicio de la Revolución Mexicana, destacándose como defensor de los derechos sociales y enemigo de la opresión de las tiranías. Junto con el rey de Cerdeña, Víctor Manuel II; el intelectual Giuseppe Mazzini; y el estadista Camillo Benso conde de Cavour; fue uno de los principales líderes y artífices de la Unificación de Italia. En 1834, participó en un motín destinado a provocar una revolución republicana en el Piamonte, pero el complot fracasó; escapó a Francia, y en su ausencia fue condenado a muerte por un tribunal genovés, episodio en el que ni la novela ni la serie se adentran.
La reciente versión serial de este relato, que en todo caso enriquece lo narrado en la película dirigida por Visconti, amplía en parte los sucesos de la novela, incorporando cartas de Lampedusa y partiendo del punto de vista de Concetta, la hija de un protagonista cuya interpretación es digna de encomio.
Su rodaje llevó más de 100 días e involucró 50 locaciones, entre las que se cuentan el Palazzo Biscari (Catania), Villa Valguarnera (Bagheria), el desierto de Calanchi y la plaza de Ortigia. Contó a su vez con 5.000 extras, 300 dobles, 6.000 trajes, 2.000 pares de zapatos nuevos además de los 2.500 de repertorio, 900 pares de guantes de cuero y tela, y 300 barbas hechas a mano, data que da cuenta de la escala de semejante producción.
Sus protagonistas son Kim Rossi Stuart (memorable en su rol de patriarca de una casta que se extingue), Benedetta Porcaroli, Deva Cassel (la cautivante hija de Vincent Cassel y Mónica Bellucci), Saul Nanni, Pablo Calabresi, Francesco Colella, Astrid Meloni, y Greta Esposito.
Además de la calidad intrínseca de la obra de Lampedusa, amerita su reboot en el tiempo histórico que nos toca, el hecho de que hable justamente de una estrategia política o social donde se implementan cambios aparentes, pero que en realidad buscan preservar el poder y las estructuras de privilegio existentes. Ello remite, como se ha dicho, a la adaptación de la élite a los cambios sociales y políticos para mantener su posición, incluso si eso implica un cambio superficial. El gatopardismo, en consecuencia, se pone de manifiesto en situaciones donde se promueven reformas que parecen progresistas, pero que en realidad no resuelven los problemas de fondo, y solo sirven para mantener el poder de los grupos económicos de siempre. Ese fenómeno goza de absoluta actualidad, ya que se puede apreciar en la forma en que las minorías reaccionan ante los cambios sociales y políticos, buscando mantener ad eternum su posición de privilegio.
Tema de primer orden en Nuestra América, donde la larga década de gobiernos posneoliberales que inauguró este siglo no atinó a desmontar las matrices productivas que sostienen nuestra dependencia de los centros de poder mundial.
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