DOSSIERS
Conmemorando el centenario de su nacimiento
PASOLINI
VISTO POR EL CINE DE FICCIÓN
Un intelectual que continúa levantando polvareda
Salvo quienes estudien cine o literatura, seguramente muchxs millenials sabrán bastante poco de “un tal” Pier Paolo Pasolini, poeta, novelista, ensayista, dramaturgo, guionista, actor, cineasta, y uno de los intelectuales más irreverentes de la segunda mitad del Siglo XX.
Alberto Moravia[1], gran amigo de este polígrafo
boloñés - que pese a un origen
septentrional reflejó en su obra a la sub proletaria
Italia meridional -, afirmó alguna vez que “ese
mundo subalterno que descubrió le costó la vida”.
Por su parte, Bernardo Bertolucci, asistente de Pasolini en su ópera prima Accatone (1961), recordará el orgullo que aquel sentía por haber sido oportunamente confundido con un ladrón, en su primera visita al domicilio del futuro director de Novecento (1976), circunstancia que, a la luz de los hechos posteriores, parecería augurar su propio calvario a la vera de Jesucristo.
Este discípulo del autor de El Evangelio
según San Mateo (1964) también afirmará que el malogrado artista hacía un cine
como le gustaba a ese pueblo que amaba, y que el mesías que plasmó en la
pantalla se rebela contra la sociedad contemporánea.
Inspirado por la estética de Masaccio[2], Mizoguchi[3], y Dreyer[4], Pasolini rescata la visión dionisíaca del mundo antiguo a través de una Trilogía de la vida concebida a la manera de una fábula infantil, para abjurar de ello tiempo después mediante la tragedia adulta de Saló (1975)
Aquel póstumo film maldito partió de una idea de Sergio Citti, su asistente de dirección, que sobre la marcha se fue desmotivando respecto al proyecto en favor de otro suyo, a la inversa de Pasolini, que fue involucrándose cada vez más, en la medida en que establecía analogías entre la obra de Sade[5] “Los 100 días de Sodoma” y la primavera fascista de 1944.
Dirá Hélène Surgere, intérprete de una de las damas que ofician como anfitrionas en el palacete donde transcurre la acción principal, que “paradojalmente, el clima de rodaje fue jocoso, como el de una estudiantina, dado que había jóvenes de entre 14 y 18 años, y no creo que hayamos dimensionado lo horroroso de aquellas imágenes hasta conocer el montaje final”.
En efecto, quienes lo hayan visto coincidirán con este cronista acerca de que estamos hablando de un filme tan necesario como indigerible, acaso el que más salas de exhibición ha vaciado en todo el mundo, lo cual está plenamente justificado por su agudísimo e interpelador mensaje.
Jean Claude Biette debió supervisar el doblaje francés de la obra, convocando voces como la del actor Michel Píccoli, dado que para entonces su director ya había sido masacrado en la emboscada mafiosa que se le tendió en la madrugada del 1° de noviembre de 1975.
Será él quien declare que “cuanto más se ve dicho film, superando el shock inmediato, mejor se van descubriendo su sentido y valores estéticos”.
Moralmente
deslegitimado a lo largo de toda su carrera cinematográfica, este testigo
insobornable del crudo tiempo que le tocó vivir, terminará sus días
prácticamente linchado en la playa de Ostia, en lo que a todas luces ya se
considera como la culminación de una cruzada fascista contra su incómoda figura
de polemista irredimible.
Ficciones que
abordan pasajes de su vida
Al igual que en otros casos de repercusión internacional,
como el asesinato del presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy, el de Pasolini remite a una madeja de
intereses muy difícil de desovillar. Sin embargo, el Séptimo Arte - que
constituye gran parte de su legado - ha intentado en repetidas ocasiones y con
diversa suerte echar algo de luz sobre su oscuro final. He aquí un puñado de
obras que prácticamente a lo largo de las últimas dos décadas han investigado el tema y formulado hipótesis,
reuniendo cada vez más evidencias para aproximarse a las circunstancias que
determinaron aquel macabro desenlace.
Pasolini. Un delito italiano (1995, Marco Tulio Giordana)
Esta película cuenta los hechos acaecidos después de la muerte del gran artista, probablemente el intelectual más querido y más odiado de Italia durante ese periodo.
Apelando al tono de investigación periodística que supo cultivar el cine político italiano de los 60 y 70 (Elio Petri, Giuliano Montaldo, Francesco Rossi, Lina Wertmüller, Gillo Pontecorvo), la trama nos recuerda que en la mañana del 2 de noviembre de 1975, en Ostia, cerca del mar, es encontrado asesinado el polifacético intelectual en cuestión. Poco antes de su muerte había invitado a subir en su coche a un joven llamado Pino Pelosi. Después de las primeras investigaciones respecto a las declaraciones de Pelosi, parecía claro que él era el asesino. Pasolini falleció a causa de los muchos golpes que le propinaron, el arma homicida habría sido un grueso madero. Apropiándose del coche del muerto, Pelosi huyó a Roma. Enseguida empezaron a surgir dudas sobre esta versión de los hechos. Por otra parte, la cantidad de contradicciones del muchacho exigía una investigación más a fondo, pero este en un principio se negó a colaborar.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que los asesinos eran más de uno. Se interrogó a sus amigos, a las familias interesadas, la prima del escritor, y a los padres del sospechoso. También se barajó la participación criminal de neofascistas y la posibilidad de mandatarios políticos. Pasolini tenía muchos enemigos debido a su ideología. Por otra parte, en sus escritos más recientes decía que, si bien no tenía pruebas, "sabía muchas cosas" del ámbito de la política y el poder. En el proceso, los abogados de Pelosi se basaron en la supuesta provocación llevada a cabo por el poeta, en su condición de homosexual. El tribunal sentenció a Pelosi estableciendo que una complicidad de terceros en el delito era poco probable, a pesar de la escrupulosa y fiable pericia de los investigadores.
En esta obra, estrenada a 20 años del asesinato de Pasolini, lógicamente faltan datos que ahora son de público conocimiento, pero tiene la honestidad intelectual de poner en tela de juicio la versión oficial de los hechos, que pretendió catalogar al irrepetible artista como víctima de un crimen pasional entre homosexuales.
Para ver el film: https://www.youtube.com/watch?v=GrMzxXnfzxw
Un mondo d’amore (2002, Aurelio Grimaldi)
El filme, fotografiado en un exquisito blanco y negro, aborda un período amargo en la vida de Pasolini, interpretado aquí por Arturo Paglia. Su acción se sitúa en el invierno de 1949, cuando - contando entonces con 27 años - las acusaciones de corrupción de menores y atentado al pudor lo estigmatizaron como depravado e indigno de ejercer como docente de literatura, columnista periodístico, y Secretario General del Partido Comunista de Casarsa da Delizia, Friuli. Así, es detenido bajo sospecha de conducta inapropiada con 3 chicos menores de edad, escándalo que provocará cambios drásticos en su vida y en la de su familia, como una pronta mudanza a Roma, donde terminará vinculándose con los círculos literarios y cinematográficos de la época.
Para ver el tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=J4fIGWM5JQE&t=529s
Esta obra reconstruye el último año de vida de Pasolini, que dedicó a escribir la novela de no ficción titulada “Petróleo”, que quedó inconclusa. El hilo de la narración es la denuncia que hace su autor hace en ese libro, con un espíritu claramente subversivo y crítico de la derecha económica italiana y su estrategia de presión criminal.
No hay duda de que Pasolini fue un intelectual poco acomodaticio con modas y convencionalismos. Comunista convencido, públicamente homosexual, su visión de la sociedad no encajaba con el statu quo político de la Italia de mediados del siglo XX, dado que siempre resultaba polémico, incluso para sus colegas. Tuvo por eso detractores de todo tipo y desde luego sus obras siempre estaban rodeadas de cierto escándalo y sus opiniones no dejaban indiferente a nadie. El impacto de su figura se agrandó aún más con su cruento asesinato, aún sin resolver. Aquí se pretende arrojar algo de luz sobre esos hechos, sobre los culpables del crimen y su gestación, y para ello se recrea ese último año de vida de Pasolini, sus proyectos, sus entrevistas, su trabajo diario, sus encuentros con amigos (María Callas, Alberto Moravia, etc.), sus relaciones afectivas, etc.
No hay duda de que el guionista y director Federico Bruno ha hecho una intensa labor de documentación y de que ha reunido evidencias contundentes para fundamentar su opinión sobre los hechos.
La obra sugiere que la elaboración de su libro “Petróleo”, en donde denunciaba a los presuntos asesinos del empresario Enrico Mattei[6] (un caso famoso que conmocionó a Italia), y el inminente estreno de su película Saló o los 120 días de Sodoma, provocarán que el Partido de la Democracia Cristiana y el Vaticano se conjuren en su asesinato.
Técnicamente Pasolini, la verdad oculta es un film meritorio, muy cuidado. También rodado en blanco y negro, la textura visual emula la veracidad del documental y el director logra así aportar a su versión una potencia realista. Además cuida mucho la planificación, con ángulos y tomas de gran expresividad.
El personaje principal - convincentemente caracterizado por Alberto Testone -, ofrece un retrato más próximo al verdadero que a una libre recreación.
Para ver el trailer: https://www.youtube.com/watch?v=pS4-s-uNiJo
Pasolini (2014, Abel Ferrara)
En el año de su estreno, este filme del controvertido realizador ítalo-norteamericano ofició de apertura en nuestro Festival de Cine de Mar del Plata.
A partir de un guión de Maurizio Braucci - habitual colaborador de Matteo Garrone (Gomorra, Reality) -, el film comienza con imágenes de Saló, la ya mencionada postrera y maldita película de Pasolini. Es difícil encontrar films tan contundentes como ese, lleno de vejaciones y humillación, pero sin renunciar a la poesía. Es un desafío que todavía hiere y siembra sospecha sobre ciertos sectores como posibles responsables de haber hecho callar la voz de Pasolini.
Es desde este malestar donde se construye la caracterización de Willem Dafoe (ya presente en otros films de Ferrara: Cuentos a go-go, 4:44 El último día en la tierra), de lentes grandes y oscuros, con ideas radicales intactas. Arte y militancia son en él elección estética, de vida, declara ante un periodista. Al tiempo que se desprende inevitable la pregunta por el interés de Ferrara hacia Pasolini, en función de un cruce de estéticas en las que el realizador nacido en el Bronx se reconoce.
Entre ellas, podrán distinguirse la violencia, el desborde, la provocación, el sexo. Maneras de acercarse a un mundo que resulta hosco, pero también sensible. Cuando la luz aparece, tanto el cine de Pasolini como el de Ferrara discurren de manera bella, pero son momentos casi fugaces dentro de un estómago social febril. Es por eso que la estrella mesiánica, alucinada, que persigue Epifanio, produce un efecto de ternura que todavía persiste, en medio del griterío, del atosigamiento y amontonamiento: se trata de un esbozo que el film de Ferrara imagina y se atreve a filmar, adaptando secuencias del guión que Pasolini no pudo llegar a filmar: Porno-Teo-Kolossal.
Ahora bien, el norteamericano lo hace también desde el homenaje: quien encarna a Epifanio - personaje que, muerto Totó, había sido concebido para el gran Peppino De Filippo - es Ninetto Davoli, el actor de los film pasolinianos Las mil y una noches (1974), Pajaritos y pajarracos (1966), Teorema (1968), El Decamerón (1971), entre otros. Acá aparece desdoblado, caracterizado en su versión más joven por Riccardo Scamarcio. A propósito, el momento donde director y actor se reencuentran es hermoso, en la mesa de un bar, rodeados de las páginas - y dibujos - del guión que Pasolini siente como un llamado urgente a filmar, para culminar con el cineasta y el bebé de Davoli en sus brazos.
También destaca el momento de sobremesa - con su mater dolorosa incluida - junto a Laura Betti (María de Medeiros), quien vuelve del doblaje al italiano de El exorcista (1973, William Friedkin), ni más ni menos. Amiga íntima - y “esposa no carnal”, según definición del propio intelectual - luego dedicaría a su memoria el documental Pasolini, La razón de un sueño (2002) La relación de afecto y reproches entre actriz y poeta es ensayada por Ferrara en este momento, apenas una síntesis del cariño que se profesaban.
La sobremesa, el bar, el fútbol de potrero con la camisa transpirada, nos muestran a un Pasolini rodeado y atravesado por su gente: los verdaderos protagonistas de su cine, a quienes acercó su cámara desde una sinceridad sin pudor. Ferrara plasma este sentimiento, pero consciente de que algo semejante sólo pudo ser llevado adelante por el italiano.
Pasolini según Ferrara aparece como alguien entreverado en su momento histórico y artístico, con su aguda mira calibrada de manera imperdonable. La violencia, dice, se volverá cada vez más cotidiana, dejará de llamar la atención. La elección que de cada una de estas frases hace Ferrara no sólo da cuenta del acertado enfoque del italiano, sino que es asumida por el norteamericano, alguien que también supo tematizar la violencia, en títulos magistrales como Un maldito policía (1992), Usurpadores de cuerpos (1993), El funeral (1996)
Es por esta identificación estética que Ferrara se atreve y puede filmar el asesinato de Pasolini. Una vez ingresados en su mundo de ternura desesperada, asistir al salvajismo final no es fácil. Habrá que agradecer al cineasta el nervio de afrontar semejante tarea, vista la admiración que él y Willem Dafoe - capaz de ofrendar su cuerpo - profesan por el poeta.
Así y todo, este retrato no significa un avance en el esclarecimiento de la tragedia - algo que Ferrara prometió a la prensa creando gran expectativa previa al estreno - sino más bien una aproximación a los hechos que no se desmarca demasiado de la versión oficial.
Para ver el tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=wSY3l63qlq4
Como se ha relatado, durante el verano de 1975, Pasolini ajusta el montaje de su última película, la repetidamente citada Saló, adaptada libremente de una novela del Marqués de Sade. Italia vive unos momentos políticos inéditos, ya que el Partido Comunista italiano está cerca del poder, por primera vez. Sin embargo, Pasolini, afín a dicha ideología, no comparte el entusiasmo reinante, pues considera que en la sociedad italiana se ha operado un giro conservador y esta vive dominada por el consumismo, obedeciendo de manera inconsciente a una nueva forma de autoritarismo fascista. Su obra provoca fuertes polémicas y debates por la radicalidad de las ideas que propone. En agosto, roban el negativo original de la película, pidiendo a cambio una importante recompensa. Pasolini está dispuesto a todo para recuperarlo, lo cual le hace caer en una terrible maquinación que determinará su trágico final.
David Grieco, periodista y escritor, tiene en su haber dos documentales y la película Evilenko (2004), que protagonizara Malcolm McDowell, acerca de un asesino en serie ruso apodado “el monstruo de Rostov”. También La macchinazione está rodada como un thriller y tampoco carece de monstruos: los que masacraron físicamente a Pasolini, quienes ordenaron su muerte, y quienes encubrieron todo.
Grieco conoció a Pasolini desde temprana edad. Con él colaboró y escribió varias películas de Sergio Citti, amigo y colega del maestro. Fue uno de los primeros que acudió a la escena del crimen con el forense Faustino Durante y, posteriormente, colaboró con el abogado Guido Calvi en la redacción de la causa civil del primer procedimiento judicial en torno al homicidio.
La cinta sigue el mismo recorrido que el libro publicado el año anterior a su estreno por el propio Grieco y su editor Rizzoli, lo que constituye un intento de reconstruir la monstruosa red de complicidades que subyacía en el delito. Se trata casi de un adelanto del libro, en el que se ofrecen pruebas, testimonios y documentos del caso judicial, a la vez que arroja las bases para la teoría de la maquinación que sugiere el título italiano.
La hipótesis del film parte de lo que Pasolini estaba escribiendo. La novela-investigación Petróleo, que no terminó, tenía entre sus protagonistas a Eugenio Cefis, titiritero de los poderes del país, presidente de ENI y Montedison y miembro de la logia masónica P2.
Para el director, Pasolini fue asesinado por sicarios de la mafia de Roma para hacer un favor al poder político y económico. El protagonista de la cinta es Massimo Ranieri, que encarna a Pasolini de manera ligeramente forzada, puesto que este murió a los 53 años, mientras que el actor y cantante a la hora de rodar tenía 65.
El film recorre las últimas semanas de vida del poeta: está montando su película más escandalosa, se topa con el misterioso autor de un libro-denuncia sobre Cefis al que persiguen los servicios secretos, y mantiene una relación con un joven de los suburbios romanos ligado a la delincuencia (el mentado Pino Pelosi) Los negativos de Salò, misteriosamente, desaparecen. Pelosi participa en el hurto. Para recuperarlos, PPP es llevado hasta una celada bien planificada que acabará siendo fatal.
Más allá de las tesis sobre la “macchinazione”, a las que uno puede adherir o no, y de la exigencia de reclamar la verdad después de 40 años, la película tiene el mérito y quizá el íntimo propósito de honrar la memoria de un gran poeta e intelectual.
Para ver el trailer: https://www.youtube.com/watch?v=zNzYM_I14rI
A criterio del autor de esta nota - que debió reunir copiosa información sobre el tema para rodar en Italia durante 2014 un ensayo poético - documental sobre la vida y obra de quien nos ocupa -, quien pretenda aproximarse a la verdad sobre el Delito Pasolini, encontrará en “La Macchinazione” la más abundante cantidad de evidencias ofrecidas hasta la fecha acerca de que el homicidio del artista fue perpetrado por una asociación ilícita de vastas y complejas vinculaciones.
El legado del insobornable polígrafo boloñés está más vigente que nunca y a disposición de las nuevas generaciones.-
[1] Alberto Moravia fue un escritor y periodista italiano.
[2] Tommaso di ser Giovanni di Mone Cassai, más conocido
como Masaccio, fue un pintor cuatrocentista italiano. A pesar de la brevedad de
su vida, su obra tuvo una importancia decisiva en la historia de la pintura.
[3] Kenji Mizoguchi fue un director de cine japonés. Es
considerado, por su maestría como narrador de historias y por su dominio
técnico, uno de los directores más influyentes del Siglo XX.Se le sitúa, junto
con Akira Kurosawa y Yasujirō Ozu como uno de los grandes realizadores nipones
de todos los tiempos.
[4] Carl Theodor Dreyer fue un director de cine y
guionista danés, considerado uno de los mayores directores del cine
europeo.
[5] Donatien Alphonse François de Sade, más conocido nobiliariamente por su título de Marqués de Sade, fue un escritor, ensayista y filósofo francés, autor de numerosas obras de diversos géneros, que lo convirtieron en uno de los mayores y más crudos literatos de la literatura universal.
[6] Enrico Mattei fue un político e industrial italiano,
presidente del ENI (Ente Nazionale Idrocarburi)
No hay comentarios:
Publicar un comentario