RESCATE
PARA CINÉFILXS 2.0
FRITZ
LANG
EL CINEASTA QUE LE DIJO
NO AL TERCER REICH
Este hombre, nacido en Viena, tuvo una mocedad de aventurero internacional, hasta que le llegó la hora de firmar un primer contrato como script doctor (curador de guiones) con Erich Pommer, en adelante productor de buena parte de los títulos emblemáticos del expresionismo alemán.
A partir de entonces, poco a poco empezó a escribir sus propios guiones - siempre referidos a los “males sociales” - dedicando 4 noches a cada uno, con una botella de vino a mano.
Hasta que llegó el momento en que afloraron sus diferencias creativas con Thea Von Harbou - su esposa durante el rodaje de “Metrópolis” (1927) y a la vez guionista del film -, quien sugería que la tensión entre el capital/cerebro y el trabajo/mano debía sintetizarse a través del amor/corazón.
Todos los efectos especiales del referido film debieron realizarse durante el rodaje y ante la cámara, ya que por entonces no existían laboratorios de post producción.
El cineasta que en dicho filme aventurara la imagen de la primera megalópolis del futuro, más adelante utilizada como referencia por cineastas como Ridley Scott en Blade Runner (1982), Luc Besson en El Quinto Elemento (1997), o Alexis Proyas en Dar City (1998), alguna vez escogió al impensable Peter Lorre, con su rostro rubicundo y bonachón - , quien venía del teatro de improvisación -, para encarnar al asesino de niños de “M. El Vampiro de Dusseldorf” (1931), y para la escena del juicio intercaló en el tribunal a verdaderos criminales reclutados en Alexanderplatz.
Y ya que puso en boca del villano de su filme “El testamento del Dr. Mabuse” (1933) slogans del nacional - socialismo, vale la pena recordar el difícil momento que tuvo que atravesar al ser citado por Joseph Goebbels, entonces Ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del régimen, quien para su sorpresa, y a pedido del Fhührer, le propuso convertirse en el cineasta oficial del Tercer Reich. Para eludir dicho compromiso, el turbado artista, a esa altura empapado en sudor, hasta fue capaz de argumentar que era hijo de judíos, recibiendo por parte del temible funcionario la terrible respuesta de, “Herr Lang, nosotros decidimos quién es ario”. Comprometiéndose a pensarlo, para salir del paso con elegancia, esa misma noche hizo las maletas y, burlando cuidadosamente todo retén, se embarcó en un tren hacia Francia.
En agosto de 1976, el director de obras inmortales como “Los nibelungos”
(1924) dio su último suspiro, sin haberse doblegado ante el nazismo.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario