lunes, 31 de julio de 2023

RESCATES

PARA CINÉFILXS 2.0 

PERSONA

CUANDO UNA OBRA SALVA A SU AUTOR

En octubre de 1966, el público mundial conoció el film Persona, dirigido por un artista bastante seguro de sí mismo que, sin embargo - al cabo de rodar 25 o 26 películas, entre ellas Un Verano con Mónika, Noche de Circo, o El Séptimo Sello -, venía experimentando una crisis creativa de la que, en sus propias palabras, esa nueva obra lo rescató.

Para vastos exponentes de la crítica especializada, se trata del mejor trabajo del director sueco, ya convertido en film de culto. 

Ingmar Bergman, quien hacia los años 50 ya era considerado un monstruo sagrado del Séptimo Arte, ganó su primer premio en el Festival de Cannes con Sonrisas de una Noche de Verano. 

Su enorme capacidad de trabajo lo llevó a montar cuatro obras de teatro por año y un film cada verano, durante bastante tiempo.

De modo que, a ese tren, poco antes de encarar el proyecto de Persona, colapsó, somatizando su angustia mediante un resfrío que se convertiría en neumonía. Una reacción a la penicilina le hizo alojar un virus en el oído interno, lo cual lo postró durante un buen período, ya que el más mínimo movimiento le hacía perder el equilibrio. 

Uno de los dilemas que lo atormentaba en tiempos de la guerra en Viet Nam consistía en interrogarse acerca de qué podría aportar como artista a un mundo en llamas.

La complicada personalidad del director lo llevaba a no alinearse políticamente, aunque la realidad se colaba en las tribulaciones de cada uno de sus personajes.

En un impasse primaveral de sus hipocondríacas auto internaciones detectó paseando juntas a las actrices Bibi Andersson - de quien fuera amante durante los años 50 - y a Liv Ullman, sorprendiéndose del parecido entre ambas.

Habituado a concebir sus personajes en base a un o una intérprete, el sueco acostumbraba a tomar apuntes sobre un cuaderno durante una estricta rutina diaria que solo contempla un día de descanso. Al cabo de seis u ocho semanas, eso se convertía en un guion.

Los primeros días de rodaje de Persona en un estudio de Estocolmo fueron espantosos. Bergman se sentía absolutamente desorientado, Andersson no retenía sus líneas de texto… Al poco tiempo, identificándose con su paisaje árido y descolorido, resolvió trasladar todo a la isla de Fårö.

De ahí salió una película íntegramente consultada con sus protagonistas.

A la manera de Gustav Flaubert con Madame Bovary, haría que Ullman - una de sus musas y futura compañera de vida -, interpretando a una actriz que ya no cree en su trabajo y decide hacer voto de silencio, representara en la pantalla su propio bloqueo.

Mientras ella calle, la enfermera que la admira y la cuida - interpretada por Andersson -, hablará por las dos.

La intervención visual de carácter experimental que introdujo Bergman al comenzar, promediar, y culminar el film, suma a la diégesis narrativa un meta relato sobre la propia naturaleza de la ficción cinematográfica. 

El resto de la belleza que logra poner en juego se debe a la prodigiosa labor de su Director de Fotografía, Sven Nikvist.

Al cabo del rodaje, la fascinación de Bergman por Ullman continuó, prescindiendo a partir de entonces de la mediación de la cámara, para vivir cinco años de idilio en la misma isla donde desarrollaran aquel trabajo.

Así, a sus 50 años, el legendario director consiguió conjurar su bloqueo creativo a través de la realización de este filme, que siempre vuelve a considerarse entre las obras cinematográficas que mereceríamos ver antes de morir. - 

 

Para aproximarse a esta obra: https://www.youtube.com/watch?v=pkhvH7HojEo 

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