El desafío de la imaginación en su competencia con la realidad
UNA FICCIÓN CADA VEZ
MÁS PRÓXIMA A LA CIENCIA
“He consultado a científicos sobre si en el universo existe alguna chance de que haya un sistema solar con un planeta como el nuestro, que no esté ni muy cerca ni muy lejos de su sol, que tenga características similares a la Tierra para tener una atmósfera habitable. Y la respuesta que me dieron, es que hay más de un billón de planetas similares, probablemente con vida”.
Bill Nelson.
Director de la NASA
Fotograma de la
película “Nadie te salvará” (2023, Brian Duffield)
Segunda entrega: Biologías desconocidas
Según el realizador mejicano Guillermo Del Toro, a menudo entre el terror y la ciencia ficción hay fronteras flotantes. Al principio aquel se nutrió de mitos y leyendas, luego esta incorporó hipótesis mucho más verosímiles. Lo monstruoso, en el cine o la literatura, siempre remite a algo excepcional que, en caso de encarnar nuestros terrores más irracionales, vale la pena darle entidad para verlo con nitidez y mantenernos lo más lejos posible.
El filme Jurassic Park (1993, Steven Spielberg) causó tal impacto dado el hiperrealismo de los especímenes prehistóricos que “resucitó”, que inmediatamente instauró una dinomanía, consistente en numerosas emulaciones de dudosa calidad, figuritas coleccionables, cómics, figuras de acción, camisetas estampadas, y el más diverso merchandising aún no perimido. Acaso semejante conmoción - además de la calidad narrativa, técnica y estética del producto - se deba a la certeza de que bestias como esas, que por obra y gracia de la tecnología han vuelto a convivir con nosotrxs, indudablemente existieron.
John Hammond, maestro de ceremonias de ese parque temático, interpretado por Richard Attemborough en dicho film es, a su modo, un Víctor Frankenstein que violenta a la naturaleza reinstalando a esas colosales alimañas en un ecosistema que no es el que les dio origen, y por tanto escapan a su control.
No obstante, en consonancia con el título de esta nota, vale la pena anotar que la ingeniería genética viene sintetizando sobre la estructura ósea de un ave bípeda una suerte de reptil dentado y con extremidades superiores. De ahí que sostengamos que hoy el Nautilus de Verne debería empeñarse en ganarle la carrera al submarino nuclear para seguir fascinando al público.
La figura del monstruo desde siempre interpela. En filmes como La Cosa (1982, John Carpenter) sirve para dudar de la naturaleza humana, ya que cualquier miembro de aquella base polar puede contenerlo en su interior.
Por su parte, Godzilla (1954, Ishiro Honda) representa el saldo viviente y pesadillezco de la amenaza nuclear.
De alguna manera, la serie Stranger Things (2016 - 2025, Matt y Ross Duffer) condensa casi todos los lugares comunes del género resumidos en la recurrente conclusión de que debemos preservar a lxs niñxs de la acechanza de lo desconocido.
Imperdible referencia: https://www.youtube.com/watch?v=0G_BhXZrje4&list=PLZDqJdVp6D-zXHygKBOou-suyntvEW6cW
(Continúa en próxima entrega…)
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