RESCATES
PARA CINÉFILXS 2.0
CASSAVETES. UN CINE A TODO O NADA

Seguramente buena parte de lxs adultxs mayores amantes del mainstream hollywoodense lo hayan conocido por el soldado que interpreta en 12 del Patíbulo (1967, Robert Aldrich), y otrxs de gusto más refinado - o también quienes supusieron que verían una película más de terror - por el marido que vende su esposa a lxs satanistas en El Bebé de Rosemary (1968, Roman Polanski)
Acaso el rasgo más sobresaliente de este militante de la autogestión haya sido su disposición de hacer equilibrio sin red a la hora de explorar los abismos del alma humana. Desde sus inicios experimentales con Shadows (1959) , pasando por su ruptura con los grandes estudios (a partir de un célebre entredicho con Stanley Kramer, a quien llegó a arrinconar contra una pared… quedando interdicto como actor durante un par de años), así como la necesidad de actuar para poder dirigir (disyuntiva con numerosos antecedentes latinos, como Hugo Del Carril o Vittorio De Sica), hasta aspectos íntimos como pactar con Gena Rowlands (la mujer de su vida) que ambos seguirían junto al otro hasta el final.
Algunos críticos compararon su dramaturgia con la de Eugene O’Neill. Peter Falk - amigo y miembro calificado de su gran familia artística - lo describió como un “amante de la ambigüedad”, y muchos colegas lo han considerado el mejor director de actores de la historia. Cuentan por ejemplo que durante el rodaje de Una mujer bajo influencia (1974) interrumpió abruptamente la filmación para socorrer a su pareja, que dramatizaba el brote de un personaje desquiciado, exclamando “¡se ha ido!”. Ben Gazzara - otro compañero de lucha en sus patriadas - opinaba que Cassavetes “cortaba los hilos” de la marioneta actoral y llevaba a sus intérpretes hasta el confín de sus posibilidades. A propósito de esta característica casi salvaje, Orson Welles habría dicho a Peter Bogdanovich “lo malo del cine es que viene en latas, y nada enlatado puede saber a fresco”. Sin embargo muchos actores que tuvieron oportunidad de pasar por la experiencia que nos ocupa coinciden en que “con él sentías que tu vida vale la pena”. Sean Penn, que lo acompañó en alguna de sus últimas incursiones teatrales, declara “sentías que John iba a ir contigo hasta donde fuera (…) habría que revisar sus genes”.
Cassavetes murió de cirrosis en
Cualquiera sea el género o el estilo escogido, no vale la
pena dedicarse al cine independiente sin revisar la obra de este animal de
fondo.-
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