lunes, 2 de enero de 2023

CRÍTICAS 

Un bandido del futuro

¿CON LULA VUELVE EL BRASIL PROFUNDO?

























En su canónico texto sobre Isidro Velázquez, el sociólogo argentino Roberto Carri - padre de nuestra talentosa cineasta Albertina Carri, detenido - desaparecido durante la última dictadura - caracterizó al fenómeno de los bandoleros sociales como formas “pre revolucionarias de la violencia”, en la medida en que a su modo e inorgánicamente enfrentaron a los poderosos de su tiempo, a menudo realizando expropiaciones que compartían con el pueblo raso. 

Un popular disco de León Gieco titulado Bandidos Rurales rescata la figura de algunos de los que campearon en nuestro país, como Juan Bautista Bairoletto, Segundo David Peralta, alias “Mate Cosido”, Martina Chapanai (bandolera de San Juan), Juan Cuello, Juan Moreira, Gato Moro, Brunel, (El Tigre del Quequén), Guayama, Bazán Frías, Barrientos, Calambria, Cubillas, Gaucho Gil, José Dolores, Gaucho Lega, y Alarcón, todxs ellxs caracterizadxs por la matriz común descripta. 

Con particularidades propias de su geografía cultural, en el nordeste brasileño se popularizó la figura del cangaҫeiro, suerte de campesino alzado en armas que supo asolar a los terratenientes de la zona desde mediados del siglo XIX hasta la década de 1930. La corriente cinematográfica del hermano país denominada Cinema Novo supo abordar el tema recurrentemente durante la década de los años 60s, siendo algunas de sus expresiones Deus e o diavo na terra do sol (1964), y Antonio Das Mortes (1969), del realizador bahiano Glauber Rocha. 

Sin lugar a dudas, el representante más emblemático de esa manifestación social fue Virgulino Ferreira da Silva, conocido como Lampião (Serra Talhada, Pernambuco, 4 de junio de 1898 - Poço Redondo, Sergipe, 28 de julio de 1938), marido de María Bonita, quien lo secundara en sus correrías.

La llamada literatura de cordel - porque se exhibe al público sujeta a un cordel - género literario popular oriundo de la región ya mencionada del vecino país, a menudo escrito en rima, y originado a partir de relatos orales luego impresos en folletos generalmente ilustrados por xilografías como la que encabeza esta nota, le ha hecho honor al universo que venimos describiendo.

La serie a que haremos referencia en esta oportunidad constituye nuestro segundo abordaje al folclore popular brasileño, dado que oportunamente nos ocupamos de Cidade Invisivel, otra entrega de la plataforma de la N, en la que, por ejemplo, el actor Fábio Lago, que interpreta allí al Curupirá (criatura mitológica que tiene el pelo rojo/naranja brillante y parece un hombre o un enano, pero sus pies están hacia atrás), aquí encarna la figura del Coronel Tibúrcio Das Catingueiras, temible hacendado de esa árida región, indicio de que hay en los productores del gigante sudamericano una clara y oportuna decisión de aprovechar el furor por las series para rescatar profundas raíces culturales desde la industria del entretenimiento. Y eso es tan digno de celebración como de sana envidia. 

En clave de tropicalismo mágico que recuerda a Macunaima - aquella comedia fantástica brasileña de 1969 dirigida por Joaquim Pedro de Andrade y basada en la novela homónima de Mário de Andrade -, aquí la trama presenta a un vivillo de periferia conocido como Virguley (interpretado por el actor Edmilson Filho con la simpatía de un Jack Sparrow del subdesarrollo), que sobrevive en São Paulo, pero con el corazón en el Nordeste, ya que junto a un grupo de marginales como él se gana la vida representando en plazas y ferias a la banda de Lampião. De buenas a primeras, viaja en el tiempo y termina en la época del legendario bandolero. Para salvar su propio pellejo en un contexto por demás salvaje, se hace pasar por Lampião - descripto en esta oportunidad como un personaje sumamente arbitrario - y organiza a un variopinto grupo de minusválidos para aprovechar  las ventajas del rey del sertão, región semi desértica que incluye partes de los estados de Sergipe, Alagoas, Bahía, Pernambuco, Paraíba, Rio Grande do Norte, Ceará y Piauí. 

No está demás señalar que el tono grotesco con que se abordan las andanzas del protagonista no se priva de resignificar un pasado rural a la luz del presente urbano, exaltando por ejemplo el temple de las mujeres que se pliegan sin subordinación alguna a la lucha del falso Lampião, así como de permitirle al personaje sorprender a su séquito describiendo insumos del Siglo XXI como el wi fi, el sushi, o el delivery.

Completa sus virtudes la impagable música autóctona.

Producto altamente recomendable pues, como divertimento y como experiencia antropológica basada en un singularísimo fenómeno bastante poco conocido por las nuevas generaciones de espectadores. 

He aquí un adelanto de esta serie, que la plataforma mencionada también ofrece subtitulada en castellano o doblada al español: 

https://www.youtube.com/watch?v=eW4B73W99TY

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