lunes, 27 de marzo de 2023

RESCATES

PARA CINÉFILXS 2.0 

La revancha del quetzal

EL DOCUMENTAL MEXICANO















Orígenes

Puede decirse que el género documental hizo su aparición en México casi al mismo tiempo que en Europa, con la visita que hicieran los hermanos Lumiere. Sin embargo, es hasta que aparecen las primeras filmaciones del general Porfirio Díaz, encabezando diversos actos de gobierno, cuando comienza a hablarse de los pioneros mexicanos del documental: hombres como Jesús H. Abitia, Salvador Toscano, Enrique Rosas o Enrique Echaniz. Poco tiempo después, el estallido de la Revolución Mexicana comenzaría a impulsar la realización de numerosos trabajos sobre el desarrollo del conflicto armado. En el filme Memorias de un mexicano (1950) de Salvador Toscano, su hija Carmen se dio a la tarea de recuperar y organizar todas las imágenes que su padre había filmado durante la revolución varios años antes para que éstas fuesen proyectadas masivamente.

Durante los primeros años de la posrevolución los documentales más célebres se caracterizaron por retratar aspectos de la geografía o la cultura nacional. Nace un volcán (1943) de Luis Gurza, documentó la erupción del Paricutín en el estado de Michoacán; Carnaval chamula (1950) de José Báez Esponda, capturó el universo místico indígena y Torero (1956) de Salvador Velo, mostraba material sobre el matador Luis Procuna y su familia.


Desarrollo

Luego de la violenta represión al movimiento estudiantil de 1968, El grito (1968) de Leobardo López Aretche, marcaría el comienzo de una gradual politización de la cinematografía azteca, particularmente en el género documental. Hacia la década de los setentas, varios cineastas importantes como Jorge Fons, Arturo Rípstein, Giovanni Korporaal, Felipe Cazals, Alejandro Pelayo, Rafael Montero y José Luís García incursionaron en la realización de documentales con temáticas de corte sociopolítico con obras como Así es Vietnam (1970) de Fons, Lecumberri: el palacio negro (1976) de Rípstein e Islas Marías (1979) de Korporaal, por citar algunas.

Por aquellos años se dio también la fundación del Archivo Etnográfico Audiovisual del Instituto Nacional Indigenista (INI), que documentaría la vida de diversas comunidades indígenas y su relación socioeconómica con el campo mexicano. Se produjeron entonces obras como El día en que vinieron los muertos/Mazatecos (1979) de Luis MandokiJudea, semana santa entre los coras (1973) y María sabina, mujer de espíritu (1979), ambas de Nicolás Echevarría.

Durante la década de los ochentas y noventas la aparición de nuevas tecnologías de grabación de bajo costo como el Digital Versatile Disc (DVD) propiciaron un cambio decisivo en la capacidad de difusión de las obras documentales, en tanto que la masificación tecnológica brindó a los espectadores la posibilidad de adquirir todo tipo de material filmado en cine o video y poder verlo en sus televisores sin necesidad de tener que entrar a un complejo cinematográfico. De este modo, tanto los documentalistas como el público lograron evadir parcialmente los mecanismos de censura política del Estado y nuevos productores independientes pusieron al alcance de millones de personas, como nunca antes, todo tipo de obras que exhibían y cuestionaban sistemáticamente la corrupción y el autoritarismo de presidentes y gobiernos priístas y, posteriormente, panistas.

Asimismo, en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) se formaron varias generaciones de documentalistas que continuaron explotando las vertientes sociopolíticas críticas de la creación audiovisual; entre algunos de sus egresados podemos mencionar a Carlos Mendoza, Carlos Cruz y Salvador Díaz. En los últimos años, la producción del documental político se ha mantenido vigente con obras como EPR: Retorno a las armas (1996) y Operación Galeana/ la historia inédita del 2 de octubre de 1968, ambas de Mendoza; o Los últimos zapatistas, héroes olvidados (2002) de Francisco Taboada.

El tratamiento de historias familiares como los elementos autobiográficos en la obra de Juan Rulfo o la inmigración judía a México, también ha sobresalido en cintas como Un beso a esta tierra (1994) de Daniel GoldbergLa línea paterna (1995) de José Buil y Maryse Sistach, y El abuelo chemo y otras historias (1995) de Juan Carlos Rulfo.

¿Quién es el Sr. López? Fraude, México 2006, de Luis Mandoki, son quizá el ejemplo más reciente y representativo del uso del género documental en México como vehículo de propaganda y divulgación política. En la presentación inicial de la serie documental ¿Quién es el sr. López?, su autor afirma ante las cámaras que “luego de conocer personalmente a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y charlar con él, desarrolló una profunda afinidad con las reflexiones políticas de este último y con su proyecto de obtener la candidatura a la presidencia por el PRD para las elecciones del 2006". A raíz de dicha experiencia, Mandoki comenzó el rodaje de una serie documental dividida en cuatro videos, a lo largo de los cuales se analizaron con detalle los principales obstáculos políticos que enfrentó López Obrador durante su gestión como Jefe de Gobierno, para no ser marginado por sus adversarios políticos de la contienda por la Presidencia de la República en 2006.

Durante los meses posteriores a la elección presidencial de 2006, Luis Mandoki comenzó a preparar un nuevo documental en formato cinematográfico con el propósito de llevarlo a su exhibición comercial. Apegado en todo momento a la hipótesis del fraude electoral, Mandoki contó con el apoyo económico del empresario Federico Arreola para la realización de una segunda película documental sobre López Obrador llamada Fraude, México 2006.

La película se realizó con algunos fragmentos de "pietaje" realizado por Mandoki para ¿Quién es el sr. López? y con el producto de más de trescientas horas de material filmado por las cámaras de ciudadanos, que muestran, entre otras cosas, imágenes de la supuesta manipulación de paquetes electorales por parte de funcionarios del IFE, boletas quemadas, quejas por el supuestamente adulterado padrón electoral y boletas electorales que ni siquiera fueron dobladas para introducirlas en las urnas. El filme se estrenó el 15 de noviembre de 2007 con aproximadamente 200 mil copias, cantidad nada despreciable en México para un documental.

Más allá de su evidente sesgo político, ¿Quién es el sr. López?, Fraude, y México 2006 consiguen retratar algunos de los efectos más importantes que el cambio político y la globalización han ejercido en la sociedad mexicana contemporánea al tiempo que invitan a reflexionar sobre el grave peligro que entrañan actualmente las profundas desigualdades materiales para el futuro del país.

En primer término, ambos documentales muestran que la sociedad civil participa intensamente en la política electoral a través de los canales institucionales de la democracia representativa. En segundo lugar, Mandoki demuestra cómo las enormes desigualdades materiales en México han polarizado a la sociedad mexicana; por ello, a pesar de registrarse altos niveles de participación política es clara la ausencia de un genuino diálogo entre los diferentes sectores sociales y entre los partidos que los representan en el Congreso.


El nuevo documental mexicano

Un rápido análisis de la experiencia documental mexicana de los últimos veinte años en su vertiente política nos muestra que el abaratamiento de las tecnologías de grabación y reproducción motivado por la aparición del formato digital no fue la causa del desmantelamiento del régimen presidencialista autoritario priísta, sino un efecto de la democratización política que ha experimentado dicho país. El punto anterior se relaciona también con el funcionamiento de los canales alternativos de información y entretenimiento en México, ya que, si bien éstos han estado presentes en el medio audiovisual nacional desde hace muchos años, no siempre contaban con el mismo poder de difusión con el que cuentan ahora, en virtud de la aparición de las nuevas tecnologías ya mencionadas.

Una rápida ojeada por la producción documental de corte sociopolítico en los últimos años nos sugiere que, lejos de ser una moda pasajera traída desde el extranjero, este tipo de cine sigue vigente actualmente como una forma de expresión artística y como herramienta de crítica social. Entre algunos de los últimos trabajos documentales mexicanos, podemos citar Mi vida dentro (2007) de Lucía GajáQuién soy tú (2007) de Pavel AguilarSúper amigos (2007) de Arturo Pérez TorresBajo Juárez (2008) de Alejandra Sánchez y José Antonio CorderoAbrir aulas para cerrar celdas (2008) de Paloma Aylon Rosas y Trazando aleida (2008) de Christiane Burkard. Las temáticas de estos trabajos abarcan problemas como los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez (Bajo Juárez), los abusos en contra de los indocumentados mexicanos residentes en Estados Unidos (Mi vida dentro), la homofobia (Súper amigos) o la guerra sucia de los años setentas en México (Trazando aleida), por mencionar algunos. Asimismo, debemos comentar la realización de la gira de documentales Ambulantes financiada por Documental Ambulante A. C., la productora Canana y la cadena Cinépolis.

Es necesario precisar que, si bien el documental puede llegar a ser una fuente alternativa de información acerca de un hecho determinado, nunca dejará de ser otra pieza subjetiva y parcial de información. Empero, tal y como hace el espectador de una sala de cine, el espectador que ve cine documental en su casa tiene también la oportunidad de salir a la calle y evaluar por sí mismo la congruencia o incongruencia entre la interpretación que de un problema hicieron los documentalistas y la realidad misma. La visión de los productores de cualquier documental no es una manera independiente de mostrar la realidad, pero, debemos considerar que, para acercarnos a la comprensión de cualquier hecho o problema siempre es indispensable contar con varios puntos de vista. La visión del documental, junto a la de la prensa, radio y TV son sólo herramientas con las cuales el espectador puede interpretar, según su conveniencia la propia realidad que lo circunda.

A pesar de los grandes avances tecnológicos en comunicaciones e informática, hoy día aún persisten graves asimetrías y desigualdades sociales y económicas de tipo comunicativo entre los países ricos y las naciones pobres. Académicos como Néstor García Canclini consideran que dicho fenómeno se manifiesta en la aparición de nuevas formas de pobreza en las naciones periféricas como el bajo número de usuarios de internet, las deficiencias en los flujos de información y el bajo nivel educativo del público. El anterior panorama dificulta el acceso a las producciones de cine y video documental en dichas naciones, porque sólo los ciudadanos con mayor nivel educativo e ingreso pueden acceder a estas. Sin embargo, habría que considerar también que, en varios países de Nuestra América, son justamente aquellos sectores con un alto nivel educativo, como los estudiantes universitarios y los intelectuales, quienes, a través de su participación en la prensa, la radio y la tv, poseen una mayor capacidad de movilización social que los sectores desposeídos, precisamente en virtud de su perfil educativo. Son entonces dichos grupos los que, finalmente, terminan influyendo a diversos sectores de la opinión pública a través de los medios informativos. El caso de Mandoki, así como el resto de la producción documental mexicana de los últimos años son un ejemplo del punto anterior; así, en México el objetivo principal de la mayor parte de las productoras audiovisuales independientes pareciera no ser el de buscar el mayor número de espectadores posible ante una situación predominante de ignorancia y pobreza sino, más bien, atraer el interés de aquellos espectadores que, en virtud de su perfil educativo y social, estén abiertos a todos los lenguajes visuales y no sólo al hollywoodense.

Canclini argumenta también que, hoy día, la percepción ciudadana está mediada cada vez más por la lógica mercantil de la globalización y por la pretensión absolutista del mercado de asumir la totalidad de las interacciones sociales. Sin embargo, habría que enfatizar que las interacciones sociales ciudadanas en México también están mediadas por los cuerpos políticos representativos del Estado-Nación democrático (la presidencia y el congreso federal), quienes pueden y deben limitar las pretensiones dominadoras del mercado a través de su autoridad institucional y de su capacidad de legislar a favor del bienestar ciudadano. Lo anterior puede verse reflejado en la realización de festivales culturales dirigidos a todo tipo de público, así como en el otorgamiento por parte del Estado de incentivos fiscales a los creadores para favorecer la producción del audiovisual mexicano como el FOCINE.


“QUE VIVA MÉXICO!”: UN HITO SUMAMENTE INFLUYENTE


Bajo el auspicio de Upton Sinclair y otras personas, Serguéi Eisenstein llegó a México el 5 de diciembre de 1930, acompañado por Gregori Alexandrov y Eduard Tissé, con el objetivo de realizar un filme que mostrara las “costumbres, leyendas y modo de vida” de ese país. El proyecto recibió un presupuesto original de 25.000 dólares por parte de la Mexican Film Trust, conformada por Sinclair y su esposa Mary Craig Sinclair, para cubrir los gastos de tres o cuatro meses de estancia y rodaje. A cambio, Eisenstein debía entregar una película concluida para ser estrenada en los Estados Unidos el año siguiente.

Tras su llegada, Eisenstein declaró a El Nacional: “No tengo alguna idea preconcebida de antemano de lo que mi cinta será”. Con El Universal fue más explícito al aclarar:

Durante un mes aproximadamente me dedicaré a estudiar el ambiente mexicano, y después procederé a la manufactura de la película basada en el asunto local. Tras este estudio decidiré si la obra la basamos en un argumento determinado o en una exposición fiel del país, de sus costumbres y de su pueblo, documentándome previamente en visitas que realizaré al Distrito Federal y regiones inmediatas, al Istmo de Tehuantepec y a Yucatán, pues no omitiré por ningún motivo las famosas ruinas de Chichén Itzá, y mi interés por el folklore local es enorme”.

9 de diciembre de 1930.


Luego de ser detenido por autoridades mexicanas, con el temor de que se retraten los problemas sociales existentes en el país, Eisenstein recibe permiso para la filmación bajo la condición de ser acompañado por el etnólogo Agustín Aragón Leiva y el artista Adolfo Best Maugard. El 11 de diciembre se inicia la filmación de la película en Tacuba y, al día siguiente, continúa en La Villa, durante la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe. ​ Asimismo, junto a Diego RiveraFrida KahloPablo O'Higgins, entre otros, “se insertó en un México básicamente marcado por la huella indigenista”. También se realizaron filmaciones en el lago de Xochimilco y la plaza de toros de La Condesa, AcapulcoOaxaca y Yucatán.

En el proyecto original se planteó que el filme estaría conformado por un prólogo (que marcaría “el paralelismo entre el pasado y el presente de México”), un epílogo (“retrato del México moderno” en contraste con el antiguo) y cuatro episodios: Sandunga (boda indígena en Santo Domingo Tehuantepec), Maguey (desencuentros entre campesinos en una hacienda porfirista), Fiesta (preparación de un torero previo a la corrida) y Soldadera (dedicado a “reivindicar a la mujer revolucionaria”). Este último episodio, inspirado en los trabajos de José Clemente Orozco, no se filmó debido a la cancelación del rodaje.

Tras ser filmados 200.000 pies de celuloide, en febrero de 1932, el proyecto fue cancelado por conflictos entre el representante de Sinclair, Hunter Kimbrought, y los cineastas y por problemas económicos (el presupuesto se incrementó hasta los 53.000 dólares) Incluso, también hubo problemas con el régimen soviético, que acusó a Eisenstein de desertor. Al momento de la cancelación, el filme aún no estaba editado y faltaban algunas partes de filmar. Además, los diálogos y la música no estaban incorporados.

El título ¡Que viva México! (en rusoДа здравствует Мексика!) propuesto por Eisenstein, fue utilizado para una versión realizada por Grigori Alexandrov, que trató de respetar los cuatro episodios del filme original. ​ La obra fue estrenada en 1979, aproximadamente una década después de que el material fuera enviado por el Museo de Arte Moderno a la Unión Soviética. Además, ese mismo año recibió un reconocimiento en el Festival Internacional de Cine de Moscú. El propio Alexandrov y Sergei Bondarchuk fueron sus narradores, empleando las notas escritas por Eisenstein.


Recapitulando, según el historiador Aurelio de los Reyes, la época de oro del cine mexicano no ocurrió en los cuarenta, sino durante los años de la Revolución Mexicana. Si esta valoración suena controversial, no es solo porque de los Reyes pone su mirada en una producción cinematográfica de principios de siglo, sino porque además destaca que es a través del género documental que la cinematografía en cuestión alcanza su punto más alto. Sin embargo, desde aquellos años de la revolución hasta la actualidad, la presencia del documental en dicha cinematografía ha sido intermitente, con ausencias contrastadas con altos puntos de visibilidad. El balance final resulta complejo de definir. Hoy en día, la producción documental en México muestra trabajos sobresalientes donde se apuesta por nuevas estrategias cinematográficas que intentan rebasar etiquetas y estigmas. Actualmente hay esfuerzos por hacer estos documentales más visibles, pero también existen prácticas en la distribución cinematográfica que marginan al género. Aunque el mayor riesgo es la censura.

Entre los esfuerzos hacia la visibilidad del documental se cuentan los festivales de cine. Ya en el año 2000 aparece Contra el Silencio Todas las Voces que se avoca al documental social. En 2006, se organiza DocsDF - ahora re bautizado como Docs MX - en la ciudad de México, el cual retoma el premio José Rovirosa. Los festivales más importantes del país, como los internacionales de Guadalajara (FICG) y de Morelia (FICM), han reconocido la calidad del documental mexicano. El FICG en 2003 da su premio Mayahuel a mejor película a dos documentales: Recuerdos, de Marcela ArteagaLa pasión de María Elena, de Mercedes Moncada.

Uno de los obstáculos que marginan al documental es el dominio de las distribuidoras de Hollywood y las cadenas de exhibición en México. Recientemente, la multipremiada Cuates de Australia (González, 2011), tuvo una programación muy limitada en cines comerciales. Otros documentales ni siquiera llegan a exhibirse. Por ello, en los últimos años se ha formado la red de documentalistas DOCRED, con capítulos en cada estado. La red tiene entre sus objetivos darle una mayor visibilidad al género.

Sirva el caso de Presunto culpable (Hernández y Smith, 2011) para ejemplificar la calidad del documental en México y lo que enfrenta. Con una estructura narrativa efectiva y una edición ágil, el filme captura al espectador. Sin embargo, a pesar de su éxito en los cines, tuvo que salir de la programación, víctima de la censura. Hoy, sus productores están en riesgo de llegar a la cárcel por atreverse a mostrar, solo como un documental puede hacerlo, un sistema judicial corrupto.

Así, se puede afirmar que el documental en México está sano en su producción, pero su visibilidad aún requiere superar obstáculos en la distribución y exhibición. Pero, sobre todo, debe enfrentar los riesgos de una censura, a veces implacable.

En conclusión, el aparente auge del cine y el video documental como herramienta de análisis de la realidad social y política en México no es parte de una tendencia de creación pasajera con pretensiones meramente comerciales, sino que se inserta en una dinámica histórica mucho más larga. La aparición del género documental en México no es tardía sino casi paralela a la que se dio en Europa hacia fines del siglo XIX y principios del XX. Por otra parte, el uso del video y del cine documental con temáticas sociopolíticas como instrumento de análisis de la realidad y herramienta de cuestionamiento del poder, queda inserto dentro de una dinámica histórica mucho más amplia, la cual se definió con motivo de la represión al movimiento estudiantil de 1968 y que se profundizó con las cuestionadas elecciones presidenciales de 1988 y con las subsecuentes transformaciones políticas y sociales que ha experimentado la sociedad mexicana durante los últimos años, las cuales han empujado al país por la ruta del debate crítico. De lo anterior, dan cuenta la historia de productoras como Canal 6 de Julio, pero también el éxito comercial de numerosos festivales documentales que se concentran en la difusión de trabajos con una expresa connotación sociopolítica para el análisis de problemáticas con una dimensión tanto nacional como internacional. -


Aporte audiovisual sugerido:

Los últimos zapatistas. Héroes olvidados (2002, Francesco Taboada Tabone)

Disponible en:

https://www.youtube.com/watch?v=pFjkMHL8VB4


Bibliografía de consulta

POERY, RICARDO (2012), La ética en el documental mejicano, en portal Tierra Adentro.


Disponible en:

http://www.tierraadentro.cultura.gob.mx/la-etica-en-el-documental-mexicano/


ZAVALA, LAURO (2012), El nuevo documental mexicano y las fronteras de la representación, en revista digital Toma Uno.


Disponible en:

https://revistas.unc.edu.ar/index.php/toma1/article/download/8567/9432


Tercera entrega de nuestra serie quincenal sobre cine de no ficción (continuará...)


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